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  • Por: Buenaventura (a propósito de las mochilas del

Decálogo de la cintura de un burro campero


Ilustración: Diego Rivera: "Campesino cargando un guajolote" (1944)

Ay de mí, si tanto he cargao' elegir sólo 10 bultos de los que me han arruinao´ la cintura. Atao' de caña, canastos de fruta, bolsas de cebolla, papa, zanahoria y boniato, bolsones de lana, de abono o semilla, el peso mismo e´la res cinchando del lazo, resistir el cimbronazo para marcarlo, el trote del pingo viejo recordándome los años justo en la espalda. ay de mi, si tanto he cargao' dentro e´ las maletas de este burro zafrero que ya me pesa hoy hasta una moneda en el bolsillo.

Ha de ser primero el peso de una nota, aunque liviana, que carga el cansancio de leguas galopiadas por un chasque y la pena de los años pendientes: es la historia que comienza con la redota artiguista y el genocidio de nuestros pueblos originarios ¿cuán distinto el paisaje de quien escribe esta carta? ¿cuán distinto sería hoy el debate si la tierra estuviera justamente repartida y existiera como referencia una otra vida, ancestral, parida mismo de las entrañas orientales desde el fondo del tiempo?

Seguiría a éste, una bolsa de 40 kg de abono a la propiedad privada, afianzada con el alambramiento de los campos que despojó al criollo, centauro, baquiano de las tierras que lo moldearon. Y es que una bolsa no es problema, pero ojo cuando se descarga un camión entero o peor aún, dos centenarios de bolsas que nos arrejuntan las vertebras: ¿no sabemos ya que la propiedad terrateniente, gringa, parásita, no ha cumplido jamás función social patriótica?

Seguiría una bolsa semillera, más light, de 25 kg de garantías que el Estado dice brindar sobre nuestros derechos, con los trabajadores rurales accediendo 100 años después a un régimen horario de obrero, con persecución sindical que no precisa ser violenta porque en campaña somos pocos y nos conocemos, con condiciones de vida frecuentemente indignas.

Seguiría en cuarto lugar con una bolsa bien apretada de lana de despoblamiento rural, lavada, hilada y tejida el mismo día que los ingleses definieron la función originaria para la Banda oriental. Pesa la lana y pesa en el estómago el "churrasco despoblado" de la punta americana y su significado de despojo de la riqueza principal de nuestro pedazo de mundo, su triste consecuencia de enflaquecimiento de nuestras fuerzas para pasar a la ofensiva.

En quinto lugar, tiznao´, alzaría un atao´ de caña de cultura urbana y consumista, que se desayuna cristalina con el café de las mañanas junto a la tele, en el pequeño porcentaje "biodisel" del traslado al laburo con la radio prendida, en la leche de la merienda en la escuela, el alfajor del liceo o en el agua ardiente del bar de la noche de los universitarios.

La sexta sería una alforja bien prendida de las ancas de mi yegua parejera y carga la dispersión de los trabajadores rurales, su dificultad para encontrarse, su escasez de recursos, la institucionalización de los productores familiares hijos del Estado y la distancia orgánica y sensible de los trabajadores puebleros y citadinos. ¿Cómo luchar siendo pocos y desparramados? ¿cómo hacerlo divididos? ¿cómo sin una mano pueblera?

La séptima la carga en su matera el montevideano militante, el pueblero organizado que lava en cada cebadura de mate el descuido de la cuestión agraria, como si de ella no dependiera su existencia material más elemental, desde su alimento hasta cada artículo importado que usa cotidianamente.

La octava lleva el peso de una brújula y entra en el bolsillo de los intelectuales que forja nuestra nación para cumplir funciones dirigentes, su inocultable tufo liberal, su incapacidad para un compromiso vital con la causa de nosotros, su calzado de cuerina intolerante al barro, su conocimiento ávido para ocupar roles de asesoría y dirección para el gringo o el burócrata de turno, pero incapaz de hacerlo para los que vivimos del trabajo. Pesa la brújula cuando mira al norte, pesa cuando confunde más de lo que aclara, cuando se especializa en relatar, pero no en transformar, cuando elige la pureza y no la contradicción que deviene al hacer.

La novena es liviana pero no es changa manotearla, es de flete caro: el conocimiento mismo, su red de investigación, educación y extensión que ha orientado su energía a un paquete tecnológico hijo de la dependencia. ¿Será tarde para que la soberanía se vuelva eje que atraviese toda la energía humana y material volcada a la creación?

La ultima es bolsa camisa de dos manijas, de super, tiene el peso del calzado con que caminamos como humanidad y es el desequilibrio entre la economía, el entorno y la salud del modelo de sociedad (y producción) que construimos.

Ay de mi, si tanto he cargao' dentro e´ las maletas de este burro zafrero que ya me pesa hoy hasta la tarjeta de débito y la cuota de...

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