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  • Cristian Pozo M.*

El desmantelamiento de Petrobras como punta de lanza del proyecto derechista en Brasil


La reciente cobarde represión a dirigentes sindicales petroleros en Brasilia, quienes protestaban contra la inminente ley del Presal(1) que se discute en el senado, otorga un tono más sombrío al escenario político actual en Brasil. El día 9 de agosto, frente a una protesta petrolera a las afueras del parlamento contra el proyecto que entrega las jugosas reservas del Presal de Petrobras a capitales extranjeros(2), los dirigentes presentes fueron reprimidos por la policía resultando detenidos dos de ellos, luego liberados en el transcurso del día mediante el pago de una fianza y una protesta de los propios petroleros en los interiores de la cámara parlamentaria. Este hecho, suma y reafirma la configuración de un Estado Policial con la nítida orientación de erradicar cualquier expresión del malestar social frente a las políticas socioeconómicas que intentan llevar adelante el gobierno interino y sus séquitos oficialistas.

Las últimas semanas se ha constatado la política dirigida al sofocamiento de cualquier intento de oposición política pública, como lo confirma la movilización de la policía militar carioca en las protestas en el marco de las olimpiadas realizadas en esa ciudad(3), así como en otras ciudades de la región, que ya viene siendo la tónica del golpismo desde la llegada del delincuente Michel Temer. A su vez, distintos Juristas brasileros han posicionado la existencia evidente de violación de los derechos a la libertad de expresión en el marco de expresiones de descontento dentro de los recintos deportivos(4).

Con la mayoría de la clase política y la labor incansable de los grandes medios de comunicación, como base de sustentación del gobierno ilegítimo actual, se han articulado, en un oscuro plan estratégico, la intensificación de la represión política y social contra la oposición, con un programa transversal de transformaciones estructurales que busca, sin lugar a dudas, ampliar los márgenes para el movimiento del capital transnacional con políticas de desregulación radicales y privatizaciones de empresas. Acorde a la situación política continental donde la correlación de fuerzas se inclina decididamente hacia la derecha y a los intereses patronales, en Brasil, la lumpenburguesía, busca resucitar el proyecto neoliberal de Fernando Henrique Cardoso, pero ahora bajo un escenario más fértil para lograr sus objetivos, con la presidenta Dilma Rousseff aislada y con su partido, el PT, en medio de una crisis de legitimidad tanto interna como externa. La desorientación y oportunismo del ex partido de clase, han contribuido también al oscuro escenario sociopolítico actual.

Al caso de Petrobras, que con la llegada del ex ministro de Henrique Cardoso Pedro Parente a la dirección de la megaempresa semiestatal, proyecta su paulatino desmantelamiento, se suman otros proyectos como el fortalecimiento capitalista en el agronegocio(5) (mediante una reforma legislativa), la resistida reforma laboral que busca liberalizar las tercerizaciones, con las ya conocidas consecuencias sociales precarizantes que ha traído su aplicación en el continente, así como medidas “despolitizadoras” como el llamado programa “Escuela sin partido”, que busca cercar la libertad de pensamiento al interior de las escuelas bajo argumentos como la “ideologización” a su interior(6).

La eliminación de los Ministerios de la Mujer, Igualdad Racial y de Derechos Humanos, y el Ministerio de Cultura, (este último fue finalmente restituido por el gobierno de Temer, luego de las ocupaciones y movilizaciones de artistas y personas ligadas a la cultura) y los cortes de presupuesto para diversas políticas sectoriales, agregan elementos de análisis al panorama actual.

Más allá de los errores y cuotas de oportunismo que, desde la izquierda, pudiesen debatirse en torno al proyecto del PT (que no es objeto de esta columna), queda cada vez más claro el proyecto político y económico por el cual se fue pavimentando la escenografía actual en Brasil. Y es que como lo que está en juego en términos fácticos es la implementación de una agenda liberalizadora que tendrá repercusiones económicas, sociales y políticas a mediano y largo plazo, poco pareciera importar el descaro de la casta actual en el poder. Es irrisorio, rayando lo surreal, que una banda de delincuentes (con oscuro historial por diversos actos de corrupción y problemas con la justicia), amparado en una amplia franja política derechizada y conservadora, haya llegado al poder mediante una acusación ilegítima y un discurso de salvación nacional. Ahora con la presunta aprobación final del “impeachment” a Rousseff, al quedar Temer como presidente, éste quedará inmune frente a las investigaciones que se encuentran en curso por sus prácticas delictivas.

El caso de la apertura de Petrobras a las transnacionales es la punta de lanza del proyecto político y económico de arremetida capitalista sobre la producción y control nacional, de gran significación a su vez para las relaciones laborales. El proyecto que norma la apertura de la tercerización a voluntad de los sectores patronales complementa certeramente el escenario descrito. La idea de los usurpadores es lograr en un solo movimiento amarrar las iniciativas estructurales que, de ser aprobadas, no solo será un golpe a la soberanía de los brasileros, sino que tendrá consecuencias directas en sus condiciones laborales y materiales en general.

Las movilizaciones siguen. Trabajadores, estudiantes, pobladores y organizaciones sociales y populares han salido a la calle. Evidentemente aún no ha sido suficiente para revertir el escenario. Recientemente un diputado del PT presentó un proyecto de decreto legislativo para realizar un plebiscito popular sobre la posición de la Petrobras con el Presal. Todo indica que no será considerado. Es hora que se radicalicen las movilizaciones sectoriales, y que el apoyo internacional esté más fuerte que nunca.

* Sociólogo chileno. Magister y estudiante de doctorado en la UNAM. Investiga las transformaciones en el sindicalismo latinoamericano.

Referencias

(1) El Presal refiere a las reservas petrolíferas confirmadas a fines de la década del 2000 que se encuentran en la plataforma marítima brasilera debajo de yacimientos de sal.

(2) Cabe destacar que el actual ministro de Relaciones Exteriores, José Serra, principal artífice del proyecto de apertura del Presal, se había comprometido con la Corporación Petrolera Yanqui Chevrón en el año 2009, a acabar con el control de Petrobras, según documentos revelados por Wikileaks. http://www.pragmatismopolitico.com.br/2016/02/pre-sal-jose-serra-prometeu-a-chevron-que-entregaria-nosso-petroleo.html

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