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  • Sergio Sommaruga*

La desinformación masiva como estrategia de control. El caso Honduras como botón de muestra


Ilustración: Átomo Cartún (https://atomocartun.wordpress.com/)

La capital de Honduras se llama Tegucigalpa. Una ciudad centenaria y con una historia cargada de enseñanzas y dolores.

A fines del siglo XVI fue poblada por conquistadores españoles, quienes arreciaban sobre la pequeña orbe en frenética y cegada búsqueda de valores preciosos que los sacaran de la miseria.

Hoy día, en este mismo momento, cientos de miles de hondureños pueblan las calles de esa misma ciudad, también en búsqueda de valores preciosos que los liberen de la miseria, el oprobio y la opresión.

Aquellos españoles buscaban plata y oro.

Los hondureños actuales buscan libertad, justicia y respeto a su autodeterminación.

Sin duda, la búsqueda de los hondureños tiene mucho más dignidad que la de aquellos españoles que se lanzaban al despojo de estas tierras, al servicio de la corona del Rey Felipe II.

En los días que corren, las calles de Tegucigalpa y otras importantes ciudades del país como San Pedro Sula, están repletas de hombres y mujeres que luchan denodadamente por su derecho a resistir el fraude electoral…una manera sofisticada y eficiente de dar un golpe de Estado.

Pero este golpe de estado no es el primero que sufre el pueblo de Honduras.

Hace pocos años atrás, en 2009 para ser precisos, se perpetró un golpe de Estado contra Manuel Zelaya. Ese golpe, a diferencia de éste, fue un golpe típico, a punta de fusil. De esos que plagan la historia de “Nuestra América”, al decir de José Martí.

En junio del 2009 le dieron un golpe de estado al presidente Zelaya en Honduras, por hacer una consulta popular para cambiar la constitución. Si, por hacer una consulta!! La misma incluía, entre otras muchas preguntas, si los hondureños querían reformar la constitución, haciendo posible la reelección presidencial.

La derecha, los empresarios y los altos mandos militares dieron el golpe de Estado y la reforma constitucional nunca se llevó a cabo.

Por esa razón, la constitución hondureña, al igual que la uruguaya, no permite la re-elección presidencial.

Sin embargo, el actual presidente de Honduras, que es un hombre de derecha y que cuenta con el respaldo de los empresarios y el alto mando militar, se presento a la re-elección.

El mismo poder que en 2009 dio un golpe de estado para sacar a Manuel Zelaya del gobierno, hoy da otro golpe de estado, con otra modalidad, para perpetrar a su candidato en el manejo del país.

Dos formas distintas de dar un golpe de estado, pero un mismo poder atrás de los mismos.

Juan Orlando Hernández se proclamó nuevamente presidente:

- Lo hizo mediante una re-elección que la constitución no permite.

- Lo hizo con fraude electoral.

- Y sobre todo, lo hizo con la estrategia de la desinformación de las grandes empresas de prensa internacional y nacional.

Juan Orlando Hernández se proclamó nuevamente presidente luego de una misteriosa parálisis del conteo electoral. Cuando ya se llevaban más del 60% de los votos escrutados y el candidato opositor llevaba una clara ventaja del 5%, el conteo se interrumpió por 36 horas. Al retomarse el conteo, por esas “cosas misteriosas que tiene el poder”, el candidato de la oligarquía había pasado a ganar. En la luna también…si, eso se llama fraude.

Este nuevo golpe de estado es, sobre todo, un golpe contra un pueblo sufrido, abandonado y abrumadoramente violentado en sus derechos fundamentales.

Importa saber, en ese sentido, que Honduras es el país más violento del mundo. 14 personas mueren por día producto de la violencia delictiva.

Muchos de esos asesinatos son cometidos por sicarios al servicio del poder, como el asesinato de la luchadora social Berta Cáceres, en marzo de 2016.

Asimismo, la libertad de expresión se suele pagar con la vida. Desde el 2003 han sido ultimados más de 70 periodistas.

Informar libremente y denunciar la corrupción del gobierno y los empresarios es como firmar la pena de muerte en Honduras.

Además, esta la violencia silenciosa de la desigualdad. Más del 12% de la población es analfabeta. Honduras es uno de los países con mayor desigualdad social de todo el continente; seguido muy de cerca por Colombia. Según el propio Banco Mundial, Honduras tiene el 63,8% de su población por debajo de la línea de la pobreza. Si, leíste bien, el 63,8% son pobres!!

Honduras es un pequeño país que está sufriendo todo el peso del deterioro social, la violencia y la pobreza. Un país donde están pasando cosas trágicas, pero dónde el peor daño lo está haciendo el ensordecedor silencio de los grandes medios de prensa.

Honduras, es un pequeño país, pero con “palmerola”. Ese es el nombre como se conoce a una de las bases militares más importantes de EEUU en América Central.

Honduras es un pequeño país, casi igual a Uruguay en superficie, pero con más del doble de población y que está sufriendo un golpe de Estado, perpetrado mediante el fraude electoral.

Como en todo golpe de estado, el autoproclamado presidente re-electo ha decretado el toque de queda.

Por esta razón ya van varios muertos en las protestas, más de siete y hasta la policía se declaro en huelga para no seguir matando a su propio pueblo.

Sin embargo un profundo y prolongado silencio ha colmado las pantallas de las empresas privadas de prensa.

Honduras, un pequeño país que hoy lucha no solo contra la pobreza y la tiranía, sino con la desinformación impuesta por las grandes cadenas noticias, que con su silencio atronador, nos amputan nuestra libertad de información, al mismo tiempo que confirman el uso político que se hace del manejo de la información.

Esta reflexión muy probablemente no llegue muy lejos, pero donde sea que llegue espero que sea de utilidad para ayudar a desvelar el poder de la desinformación masiva como estrategia de control. Porque ese poder es el mismo que apuntala al sistema en toda su capilaridad.

Es un poder multiuso. Que tanto sirve para ocultar una dictadura, como para derribar un gobierno. Para vender un candidato, como para agitar la mamadera mágica del consumismo.

El mismo poder que llega a diario a cientos de miles de hogares. El mismo poder que te vende ilusiones y le pone precio a la felicidad o que te vende sensibilidad social para disfrazar la exoneración de impuestos a las grandes empresas mediante un programa de televisión.

Es el mismo poder que grita a los cuatro vientos que los trabajadores organizados “tenemos mucho poder” y acusan a los sindicatos de corporaciones. El mismo poder que pone trabajadores contra trabajadores, para cumplir su sueño reaccionario del divide y reinarás.

El mismo poder que mañana, al despertarnos, va a seguir haciendo lo que desde siempre viene haciendo….controlar nuestras mentes y dirigir nuestras vidas, con el sutil detalle de hacernos creer que estamos muy informados de lo que verdaderamente pasa en nuestro país y el mundo.

Por eso mismo, de “tan informados” que estamos, muy probablemente tu no sabías muchas de las cosas que están aconteciendo en Honduras pero si sabes todo lo que los medios te cuentan que pasa en Venezuela.

Como solía decir un cómico uruguayo: Usted, ¿no desconfiaría?

 

* Secretario General del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza Privada (SINTEP).

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