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  • Alejandro Mariatti*

Reflexiones latinoamericanas y asistencia contemporánea


Imagen: BLU

A partir del caudal reflexivo del pensamiento filosófico, político y económico latinoamericano de autores como José Carlos Mariátegui en “Siete ensayos de la realidad peruana” y Ruy Mauro Marini en “Dialéctica de la dependencia” reflexionaremos de algunos contrasentidos que traen aparejado los programas de transferencia de renta y asistencia. Dejando en claro que es una crítica desde la izquierda, como dice Estela Grassi, para batallar con ellos y no para desestimarlos.

Las reflexiones del filósofo y militante peruano han significado un aporte sustancial para la construcción del latino-americanismo y el análisis de la situación del Inca (población originaria de América), ubicándolo claramente como una cuestión económica y social y no como una cuestión étnica o cultural.

Mariátegui, independientemente del pasaje de feudalismo a capitalismo, no abandonará nunca una mirada de la situación como dependencia, a la que llamará “colonialismo”, es decir, una dependencia que deviene como relación más allá de la etapa económica. “La etapa en que una economía feudal deviene, poco a poco, economía burguesa. Pero sin cesar de ser, en el cuadro del mundo, una economía colonial”. (Mariátegui, 2007: p 9) Procura ubicar y contextualizar los desarrollos económicos de América latina como un todo condicionado por el desarrollo del comercio mundial “Enfocada sobre el plano de la historia mundial, la independencia sudamericana se presenta decidida por las necesidades del desarrollo de la civilización occidental o, mejor dicho, capitalista” (Mariátegui, 2007: p 11)

Así la tradición de los pueblos originarios fue subsumida a las necesidades de la valorización de mercancías. La agricultura comunal tradicional incaica fue socavada con el latifundio gamonalista [1]. Este sistema económico ha mantenido en la agricultura, una organización semifeudal que constituye el más pesado lastre del desarrollo del país” (Mariátegui, 2007: p 21).

De este modo, el autor va reconstruyendo una explicación perdida, que al perderse naturaliza la dominación y explica la pobreza de forma no estructural, sino personal, cultural, educativa, étnica, como formas despolitizantes, des-socializantes, como ideológicos eufemismos individualizantes. “La suposición de que el problema indígena es un problema étnico, se nutre del más envejecido repertorio de ideas imperialistas. El concepto de las razas inferiores sirvió al Occidente blanco para su obra de expansión y conquista” (Mariátegui, 2007: p 30).

Esto inevitablemente colabora con la naturalización de la desigualdad que nacida en el colonialismo deviene como problema personal-moral. “La tendencia a considerar el problema indígena como un problema moral, encarna una concepción liberal, humanitaria, (…) que en el orden político de Occidente anima y motiva las <ligas de los Derechos del Hombre> (…) El concepto de que el problema del indio es un problema de educación, no aparece sufragado ni aun por un criterio estricta y autónomamente pedagógico. El medio económico social condiciona inexorablemente la labor del maestro. El gamonalismo es fundamentalmente adverso a la educación del indio: su subsistencia tiene en el mantenimiento de la ignorancia del indio el mismo interés que en el cultivo de su alcoholismo” (Mariátegui, 2007: pp 30-33)

El autor plantea que para la solución del conflicto, se necesita abandonar la construcción equivocada del problema como étnico o cultural como construcción individual, aproximándose a una visión socializante y participativa. “La solución del problema del indio tiene que ser una solución social. Sus realizadores deben ser los propios indios” (Mariátegui, 2007: p 38).

Por último, Mariátegui no abandonó nunca una mirada política, con perspectiva de lucha de clases. “La reivindicación indígena carece de concretización histórica, manteniéndose en un plano filosófico o cultural. Para adquirirla - esto es, para adquirir realidad, corporalidad - precisa transformarse en reivindicación económica y política” (Mariátegui apud Casas: 2007: p 130). Eso significó en términos dialécticos, una ampliación de la teoría critica pero aun eurocéntrica, a partir del análisis de la dependencia latinoamericana, es decir, conteniendo en el fondo una interpretación marxista, pero desde la promoción de una mirada enriquecida, como síntesis de múltiples determinaciones, amalgamando la lucha de clases con la lucha anticolonialista de los pueblos originarios.

El planteo de Marini es muy importante para echar por tierra cualquier teoría del desarrollo, en tanto la interpretación mundial del proceso económico de Latinoamérica será siempre el lugar de la dependencia. “Es a partir de este momento que las relaciones de América Latina con los centros capitalistas europeos se insertan en una estructura definida: la división internacional del trabajo, que determinará el curso del desarrollo ulterior de la región”. (Marini, 2008: p 111). Digamos que el concepto de subdesarrollo es incorrecto, en tanto no es expresión de un estadio inferior que tiende al desarrollo, sino que es una consecuencia de un crecimiento atrofiado, propio de la relación subordinada de la economía Latinoamericana (como capitalismo sui generis) al interés del capitalismo central, como fórmula que resuelve la tendencia decreciente de la tasa de lucro de las economías centrales, desde la subordinación de las economías periféricas.

“Lo que habría que decir es que, aun cuando se trate realmente de un desarrollo insuficiente de las relaciones capitalistas, esa noción se refiere a aspectos de una realidad que nunca podrá desarrollarse, por su estructura global y su funcionamiento, de la misma forma como se han desarrollado las economías capitalistas llamadas avanzadas. Por lo tanto lo que se tiene, más que un pre capitalismo, es un capitalismo sui generis que sólo cobra sentido si lo contemplamos en la perspectiva del sistema en su conjunto, tanto a nivel nacional como, y principalmente, a nivel internacional” (Marini, 2008: p 108) Partiendo de esta premisa, se reduce Latinoamérica al lugar de la dependencia en la economía mundial, como productor de materias primas. La revolución política de independencia conquistada a partir de la revolución industrial y sus reminiscencias mundiales, no fueron capaces de generar independencia económica para esta región.

“Forjada al calor de la expansión comercial promovida en el siglo XVI por el capitalismo naciente (…) Colonia productora de metales preciosos y géneros exóticos, en un principio contribuyó al aumento del flujo de mercancías y a la expansión de los medios de pago, que, al tiempo que permitían el desarrollo del capital comercial y bancario de Europa(…) La Revolución Industrial, que dará inicio a ésta, corresponde en América Latina a la independencia política que, conquistada en las primeras décadas del siglo XIX,” (…) (Marini, 2008: p 110) Esto genera una dependencia económica permanente, que de modo estructural condicionó cualquier independencia política y construcción ciudadana, innegablemente va a condicionar la vida de la clase vendedora de trabajo, siendo una hetero-determinación para Latinoamérica. Por lo tanto, las explicaciones del pauperismo por medio de características personales esquiva de forma arbitraria este rico análisis de Marini. “En otros términos, es a partir de entonces que se configura la dependencia, entendida como una relación de subordinación entre naciones formalmente independientes, en cuyo marco las relaciones de producción de las naciones subordinadas son modificadas o recreadas para asegurar la reproducción ampliada de la dependencia” (Marini, 2008: p 111)

El lugar que ocupan los brazos de Latinoamérica en la economía mundial es el de la rotación de plusvalía absoluta a relativa en la tasa de ganancia de los países centrales. Es decir, la vía para bajar los costos y mejorar la rentabilidad es en este caso por medio del abaratamiento de las materias primas que llegan de América. Eso significa mayor explotación del trabajador latinoamericano. “(…) el desarrollo de la producción latinoamericana, que permite a la región coadyuvar a este cambio cualitativo en los países centrales, se dará fundamentalmente con base en una mayor explotación del trabajador. Es este carácter contradictorio de la dependencia latinoamericana, que determina las relaciones de producción en el conjunto del sistema capitalista, lo que debe retener nuestra atención. (…) La inserción de América Latina en la economía capitalista responde a las exigencias que plantea en los países industriales el paso a la producción de plusvalía relativa. Ésta se entiende como una forma de explotación del trabajo asalariado que, fundamentalmente con base en la transformación de las condiciones técnicas de producción, resulta de la desvalorización real de la fuerza de trabajo”. (Marini, 2008: p 115).

La expansión europea puede superar contradicciones propias de desarrollo desigual y combinado interno y fundamentalmente en su relación capital/trabajo, resolviendo el conflicto o cuestión social, llevando el ajuste a otra parte de la economía mundial, o de la cadena de producción. “En otros términos, mediante su incorporación al mercado mundial de bienes-salario, América Latina desempeña un papel significativo en el aumento de la plusvalía relativa en los países industriales. (…) es mediante el aumento de una masa de productos cada vez más baratos en el mercado internacional como América Latina no sólo alimenta la expansión cuantitativa de la producción capitalista en los países industriales, sino que contribuye a que se superen los escollos que el carácter contradictorio de la acumulación de capital crea para esa expansión” (Marini, 2008: p 117-118)

La explicación es por demás elocuente y encuentra ejemplos que sirven de metáfora para explicar este proceso. Es imposible entender la pobreza por características o procesos vitales individuales si tomamos en cuenta este determinismo. En palabras del autor, “Negarse a ver las cosas de esta manera es mistificar la economía capitalista internacional, es hacer creer que esa economía podría ser diferente de lo que realmente es. En última instancia, ello conduce a reivindicar relaciones comerciales equitativas entre las naciones, cuando de lo que se trata es de suprimir las relaciones económicas internacionales que se basan en el valor de cambio”. (Marini, 2008: p 120). Lógicamente o filológicamente, este razonamiento lo lleva como latinoamericano a tomar posición política, lo que envuelve a su vez su reflexión teórica de una perspectiva clasista. “Utilizar esa línea de análisis para estudiar las formaciones sociales concretas de América Latina, orientar ese estudio en el sentido de definir las determinaciones que se encuentran en la base de la lucha de clases que allí se desenvuelve y abrir así perspectivas más claras a las fuerzas sociales empeñadas en destruir esa formación monstruosa que es el capitalismo dependiente: éste es el desafío teórico que se plantea hoy a los marxistas latinoamericanos”. (Marini, 2008: p 149)

El año 1970 significó el final de las tres décadas gloriosas y especialmente a partir del Consenso de Washington, la doctrina neoliberal como una ideología de ajuste para la recomposición da tasa de lucro a partir de los años 90, recomendó reducir a asistencia social a la política focalizada. La Protección Social y el mercado de trabajo debieron adaptar las posibilidades a la producción post crisis. La cuestión social tomó un rumbo despolitizado e individualizante y redujo la acción del estado a una intervención que amplifica la explicación individual y moral de la pobreza, alejada de explicaciones profundas como las de Mariátegui o Marini.

En Latinoamérica la implementación de este ajuste se comenzó a procesar por medio de la fuerza. La herencia dictatorial tuvo entre muchas consecuencias el aumento de la deuda externa que en Uruguay se multiplicó por diez como escenario de los años ochenta. A partir de los años noventa, siguiendo esta lógica de ajuste, las políticas sociales presentaron características neoliberales como consecuencia de las referidas recomendaciones. En Uruguay en dicha década se creó la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, que sirvió de by-pass para dichas políticas (Midaglia, 1998). Ya entrado el siglo XXI y con un cambio de rumbo en los gobiernos regionales a partir de la llegada de distintas fuerzas progresistas, esta receta sorprendentemente parece repetirse. Se implementaron una serie de experimentos (Bentura y Vecinday: 2010) con tautológica evaluación (Bentura y Vecinday: 2013), que actuaron como mecanismos privatizadores, individualizantes y comunitarizantes y con fuerte sesgo punitivo.

Para su implementación muchos países instauraron ministerios, instituciones u oficinas con pertinencia específica. Esta creación le dio en algún sentido continuidad al proceso iniciado en los años noventa. El enfoque que portan intenta legitimar una explicación despolitizada del pauperismo, descomponiéndolo en problemas individuales, parciales, con diferentes características o dimensiones. “(…) <la cuestión social> se fragmenta en una serie de <problemas sociales>, con la intención de hacerla desaparecer” (Topalov, 1990:53)

Con relación a estos programas, Latinoamérica tiene varios antecedentes [2] [3] . En el Uruguay de hoy se orienta y define la admisión por medio de un índice conocido como “de Carencia Críticas”. El Índice reviste una supuesta objetividad técnica, donde expertos establecen el camino para identificar a los beneficiarios. Hay un imbricado proceso entre dos características sobresalientes que forman parte de los PTRC del Mides, en primer lugar la optimización de los recursos, eficacia y eficiencia capaces de identificar el límite de la asistencia; en segundo lugar, la tecnificación e informatización de los dispositivos de gestión social junto a la incorporación de nuevas profesiones para materializar y concretar esta “justicia experta”. Este proceso legitima la identificación del problema como individual, exiliando cualquier otra interpelación. “Esto implicó la tecnificación de los procedimientos para la georreferenciación de los hogares, la informatización del relevamiento de datos y la interoperabilidad entre distintos sistemas de información. La informatización de los procesos significó el desarrollo de un sistema de información (Q-flow) ágil, dinámico y altamente tecnificado, que permitiera el seguimiento del trabajo y el rápido procesamiento de la información para el objetivo de base y para la generación de insumos para la política social”. (Mides, 2013:108). El diagnostico se realiza hogar por hogar, suponiendo que es posible una comprensión de tal situación como aislada del resto, valorándola frente al ICC. El Mides al momento de asignar o no un beneficio, construye una explicación oficial de beneficiario, que porta un problema personal. Naturaliza la desigualdad propia del orden burgués. El techo de la casa, el saneamiento, la presencia de niños, de empleado público o de calentador de agua, son algunos valores de referencia en las visitas realizadas. La mirada individualizante supone que las claves para justificar el beneficio remiten antes que nada a una pobreza reconstruida como fracaso personal en el mercado y no como heterodeterminación propia del metabolismo del capital. “La constitución de los sujetos es un proceso fundamentalmente ideológico (…)” (Lechner, 2008, 8). “(…) el proyecto neoconservador pretende <descolgar> el sistema económico de la dimensión normativo-simbólica” (Lechner, 2008:11),

Tanto los aportes de Mariátegui como los de Marini, caminan por la vereda contraria a la interpretación de un pauperismo como fenómeno individual. Tanto sea el problema del indio como consecuencia económica del colonialismo como la dependencia estructural de nuestro continente que teoriza Marini, profundizan una mirada que trasciende los hábitos, las costumbres, las explicaciones étnicas, genéticas, educativas y las trayectorias personales y, por el contrario refieren a una causa común hetero-determinante.

El ICC funciona como un medidor de esta ficticia o parcial explicación que no toma en cuenta la dialéctica de la desigualdad (colonial-imperialista). La construcción del sujeto beneficiario como portador de una miseria propia, sufrida como consecuencia de su irresponsabilidad es el ropaje despolitizante de la ideología neoliberal presente en las nuevas políticas sociales.

* Trabajador Social. Docente de la FCCSS, UdelaR

Notas:

1- “El <gamonalismo> invalida inevitablemente toda ley u ordenanza de protección indígena” (Mariátegui, 2007: p 26)

2- Repasamos algunos de ellos: Programa de Asignación Familiar (PRAF), Bonos 10.000 Programa Presidencial Salud, Educación y Nutrición en Honduras, Oportunidades en México, Programa Familias en Acción en Colombia, Programme of Advancement through Health and Education PATH en Jamaica, Chile Solidario en Chile, Bolsa Familia en Brasil, Red Solidarieda El Salvador, Red Juntos en Perú, Programa Abrazo, Programa Tekoporã y Programa Ñpytyvô en Paraguay, Programa Solidaried en R. Dominicana, Red de Oportunidades en Panamá, Avancemos en Costa Rica, Target Conditional Cash Transfer (TCCTP) en Trinidad y Tobago, Programa Nuevo Régimen de Asignaciones Familiares – AFAM-PE en Uruguay, Programa Bono Madre – Niño “Juana Azurduy” en Bolivia, Programa Asignación Universal por Hijo en Argentina y Mi Bono seguro en Guatemala. (Ozanira da Silva e Silva et al, 2013)

3- Se puede ampliar la información con las investigaciones realizadas por el equipo de Estudio comparado de programas de transferencia de renta condicionada en Uruguay – Ingreso ciudadano – Asignaciones Familiares con otros programas de similares características del continente. Se trata de un proyecto de investigación conjunto enmarcado en el Programa CAPES PPCP – MERCOSUL (Edital CGCI n. 072/2010, Proceso Selectivo 2010/2011) y MERCOSUR EDUCATIVO de la ANIII.

Bibliografía:

Bentura. J. P: Vecinday. L: (2013) “La evaluación <tautológica> de los programas de transferencia de renta condicionada”. Revista Políticas públicas. Sao Luis de Maranhao.

__________: (2010) “El desarrollo de experimentos de inserción como respuesta ante los problemas de integración social” pp 127-146. Revista Trabajo Social Antioquia Nº10. Medellín Colombia.

Casas. A (2007) “Marxismo e pensamento crítico na América Latina: Dependencia, integracao e critica das utopías”. UFRJ Tesis de Doutorado. Inédito. Disponible en: https://sites.google.com/site/secretariappgss/banco-de-teses-e-dissertacoes-do-ppgss

Lechner, N (2008) Especificando la política Mimeo.

Mariátegui, José Carlos. (2007) “Siete ensayos sobre la realidad peruana”. Tercera edición con correcciones y adiciones de nuevos textos: ISBN 978-980-276-415-0 (rústica)

ISBN 978-980-276-416-7 (empastada) Caracas Venezuela www.bibliotecayacucho.gob.ve

Marini, Ruy Mauro. (2008) “Dialéctica de la dependencia2. En publicación: América Latina, dependencia y globalización. Fundamentos conceptuales Ruy Mauro Marini. Antología y presentación Carlos Eduardo Martins. Bogotá: Siglo del Hombre - CLACSO, 2008. ISBN 978-958-665-109-7

Disponible en http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/secret/critico/marini/04dialectica2.pdf

Midaglia, C. (1998) El rendimiento de los `By-pass´ como instrumento de reforma social: el caso PRIS. Revista uruguaya de Ciencia Política, ICP Montevideo

Ozanira da Silva e Silva, (2013)O. M. Ferreira Santos de Almada Lima, V. Rojas Couto, B. Carbajal

Arregui, C. de Martino Bermúdez, M. “Protecao social e programas de transferencia de renda na America Latina e Caribe. Cidade Universitária da Universidade Federal do Maranhão CEP: 65 085 - 580, São Luís, Maranhão, Brasil. Presentado en VI jornadas Internacional de Políticas sociales.

Polanyi, Karl. (1992)“La gran transformación crítica del liberalismo económico”. La piqueta. Madrid

Topalov, C.(1990) De la “cuestión social” a los “problemas urbanos”: Los reformadores y la población de las metrópolis a principios de siglo XX (Reproducido con la autorización de la UNESCO, del original publicado en la Revista Internacional de Ciencias Sociales, Nº 125, septiembre.

Informe MIDES. Seguimiento y evaluación de actividades y programas 2011 – 2012.DINEM-MIDES. Montevideo, noviembre del 2013. © Ministerio de Desarrollo Social. ISBN: 978-9974-8433-5-6. ISSN: 2301-122X. (2013)

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