Ninguna organización social o política sana puede sobrevivir sin su militancia. Cada acto de Amelie es un acto de entrega y amor. Dedica sus horas a aleccionar a los malos vecinos y a buscar la felicidad de aquellos que la rodean. Disfruta haciéndolo. La izquierda sesuda desprecia la militancia Amelie por insuficiente, por voluntarista, olvidando cuanto de las reacciones concretas que anhela al intervenir políticamente, se reflejan en los actos y resultados de esta francesa. Militar los vínculos, encontrar el factor limitante para el despliegue de la potencia del que está a mi lado, recordar cada día que vivir y luchar se trata de conquistar la alegría de los más. La Política es un asunto de alianzas y fuerza, pero el Proyecto es un asunto de civilización y cultura. Sin militancia Amelie, la política corta a los hachazos, olvidando los intersticios, olvidando la gente con sus pesares concretos. Todo acto en la política sesuda, es un medio para un fin trascendente lejanísimo, carente de piel, casi religioso. No hay golpe certero al enemigo, sin cerno moral en quienes portan una alternativa. No hay como limpiar la maleza del camino, sin jerarquizar la tarea política de poner el hombro al herido a mi lado, sin ajusticiar pequeños villanos, sin alegrar buenos corazones. En toda guerra, hay pequeñas y grandes batallas anticipatorias. Tonto sería olvidar que la mayor parte de ellas se libran todos los días en cada acto.