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  • Carina Benoit*

Lo que la educación puede y lo que no


Imagen: Dibujo de Pawla Kuczynskiego

1) El sistema educativo no es una isla

La educación pública nacional recibe aproximadamente a 700.000 estudiantes por año en sus aulas. Necesariamente, su funcionamiento se ve atravesado por las condiciones de vida de esos niños, jóvenes y adultos que pueblan los salones de clase. En el ciclo básico de educación media (CB), que es donde me desempeño como profesora de Educación Social y Cívica y Adscripta, recibimos a un número muy grande de adolescentes con importantes carencias materiales de todo tipo. El propio Instituto Nacional de Evaluación Educativa, dirigido por actores designados por el gobierno nacional, reconoce que una tercera parte de los estudiantes del CB proceden de contextos socioeconómicos desfavorables y muy desfavorables.

¿Qué es lo que esto significa? Pues, entre otras cosas: 1. Viviendas precarias en barrios que carecen de los servicios públicos más elementales, dificultando y/o impidiendo que el estudiante vaya a clases, ya sea por problemas en el barrio, por volverse intransitables las calles ante las inclemencias del tiempo, etc. 2. Mala alimentación, que ha afectado negativamente los procesos de maduración cognitiva de los estudiantes a lo largo de su vida. 3. Escasa vestimenta, que hace que muchos jóvenes no tengan qué ponerse. 4. Realización obligatoria de todas las tareas del hogar debido a la ausencia de adultos durante la mayor parte del día: hacer mandados, cocinar, limpiar, etc. 5. Cuidado cotidiano de niños (hermanos, sobrinos, etc.). 6. Trabajo remunerado, generalmente de manera informal, para complementar los ingresos del hogar.

Desde el sistema político, integrantes de todos los grupos que participaron en 2010 del acuerdo interpartidario en la materia, insisten en que el aumento de presupuesto que ha recibido la educación durante los últimos diez años, no ha ido acompañado en Secundaria de una mejora ni en las tasas de matriculación y retención, ni en los niveles de promoción. Lo que no se dice es que buena parte de las problemáticas de vida de los estudiantes impactan fuerte y negativamente en sus procesos de aprendizaje, y que la solución a esas dificultades excede completamente las posibilidades de los liceos. Las injusticias estructurales que son inherentes al capitalismo no se corrigen desde el aula.

2) El sistema educativo está pauperizado

Lejos de pensar que el sistema educativo no tenga nada por hacer para mejorar los procesos de aprendizaje de los estudiantes, identifico en el mismo tres problemas principales: uno presupuestal, otro político / jurídico y un tercero vinculado al perfeccionamiento docente.

A) Lo presupuestal

Sabido es que no sólo se está muy lejos del 6% del PBI para ANEP y UdelaR, sino incluso del 4,5%. De hecho, la asignación de 2015 apenas superó el 3%. En esta Rendición de Cuentas, aunque aún no sabemos qué decidirá el parlamento, lo cierto es que el Poder Ejecutivo presentó un proyecto con recortes de más de 700 millones de pesos para la ANEP, especialmente en lo que refiere a obras edilicias y creación de cargos. En la vida cotidiana de los liceos, estas limitaciones presupuestales se traducen en la ausencia de condiciones mínimas para sostener los procesos de aprendizaje de muchos estudiantes.

La construcción de nuevos locales es una prioridad en un doble sentido: para ofrecer espacios cómodos y agradables a jóvenes que actualmente estudian en edificios inhóspitos, y para reducir el número de estudiantes por grupo.

La dotación a los centros de enseñanza de los adecuados recursos didácticos es también una prioridad; a manera de ejemplo, no podemos seguir intentando enseñar en liceos que no tienen libros, o que no tienen docentes que puedan poner en funcionamiento la biblioteca liceal, o que no ofrezca un servicio de fotocopiado de las fichas de estudio que realizan los profesores.

Un último y fundamental obstáculo presupuestal para la superación de las dificultades que actualmente atraviesa la educación pública nacional es la insuficiencia de los salarios docentes. No ha cambiado el hecho de que la retribución de un docente egresado que comienza el ejercicio de la profesión sigue oscilando entre un cuarto y un tercio de lo que cuesta la canasta básica familiar. Eso hace que el camino de cada vez más docentes sea el multiempleo, lo que representa, en los hechos, menos tiempo del docente para planificar sus clases, atender las dificultades de aprendizaje de sus estudiantes y evaluar actividades escritas.

B) Lo político / jurídico

No pocas veces se afirma que los últimos diez años ha habido un avance sustantivo de los trabajadores uruguayos en materia de derechos laborales. Ello parece innegable para ciertos sectores de obreros que se encontraban desprovistos del reconocimiento de los derechos más elementales. Pero no parece una afirmación que pueda sostenerse para el conjunto de los trabajadores, y mucho menos para el sector específico de los trabajadores de la educación.

Ha quedado claro por la vía de los hechos que el reconocimiento gubernamental del derecho a la “negociación colectiva” no es en sí mismo garantía de nada. La ley obliga al empleador a negociar, pero no a ceder y mucho menos a acordar. Tal vacío en la redacción de la norma sólo puede ser llenado por la actuación del Poder Ejecutivo; el hecho de que en las últimas rondas de negociación salarial el Ministerio de Trabajo haya votado varias veces con las patronales en contra de los intereses de los trabajadores, y nunca con los trabajadores en contra de los intereses de las patronales, exime de mayores comentarios acerca del alcance de la ley de negociación colectiva para permitir la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores.

En el ámbito específico de la ANEP, la ley de negociación colectiva nunca ha sido cumplida a cabalidad por las autoridades de la educación. Casi a diario se aprueban circulares y oficios que modifican las condiciones de trabajo de los docentes, sin que haya previamente instancias de negociación al respecto. La regla general ha sido que se negocia sólo aquello que el sindicato exige reiteradamente negociar, particularmente cuando se fuerza la negociación mediante la adopción de medidas de lucha.

La casi nula negociación de la ANEP con sus trabajadores posee efectos muy adversos sobre el funcionamiento de los centros de estudio. A modo de ejemplo, consideremos el caso en que nos encontramos los profesores adscriptos, que mantenemos un marco normativo fascista, acuñado en dictadura, que comprende -entre otras tareas- el control del largo del cabello y la vestimenta de los estudiantes, la fiscalización del trabajo de los docentes de aula y obsolescencias como el cuidado del tocadiscos de la institución.

C) Lo académico

Todo sistema de formación docente tiene sus limitaciones. Toda sociedad atraviesa procesos de transformación, a veces muy significativos en su alcance, que presentan a los docentes nuevos e interpelantes desafíos. Por su parte, las disciplinas (sean estas científicas, artísticas o filosóficas) sufren importantes revisiones en sus marcos epistemológicos, en su jerarquización de los objetos de estudio y en sus teorías explicativas de los problemas con los que trabajan. Todos estos factores, que necesariamente limitan el alcance de las prácticas pedagógicas y didácticas, sólo pueden ser íntegramente abordados desde un abarcativo sistema de perfeccionamiento docente, que en las últimas décadas no ha existido, que hoy no existe, y que los jerarcas de la educación no proyectan que exista.

Sería mucho lo que se podría decir al respecto. Haré referencia sólo a dos factores de esta problemática: la vergonzosa propuesta de perfeccionamiento que ofrece la ANEP y las limitaciones que se imponen a los docentes que están en condiciones y tienen disposición para realizar un curso de perfeccionamiento.

Las propuestas de perfeccionamiento que ofrece la ANEP, desde los cursillos hasta las maestrías, carecen de un enfoque pedagógico que las sustente, pues están dirigidas meramente a la gestión y no a la enseñanza. A su vez, las empresariales propuestas de gestión que ofrece la administración “educativa” están fuertemente impregnadas por una concepción neo-gerencialista, en sintonía con los lineamientos de mercantilización de la enseñanza que impulsan organismos como el Banco Mundial y la OCDE. Algunos de los títulos de los cursos que se ofrecen son por demás elocuentes respecto al fraude pedagógico y epistemológico que los mismos suponen, por ejemplo, el de “reingeniería humana”.

Tanto si el docente decide asistir a propuestas de perfeccionamiento externas a la ANEP (en el ámbito de la UdelaR o de alguna institución privada), como si acepta la oferta de la ANEP, encontrará rápidamente un obstáculo difícil de superar: la normativa que regula su trabajo no contempla ofrecerle condiciones para que pueda estudiar. A modo de ejemplo, la licencia prevista para casos de preparar parciales y exámenes es muy limitada cuantitativamente, y, además, afecta la actividad computada y, consecuentemente, la ubicación del docente en las listas a través de las cuales se accede a las horas de clase. En síntesis, la normativa actual sanciona al docente que asiste a propuestas de perfeccionamiento.

3) Caminos a transitar

En noviembre de 2011, la Comisión de Proyecto Educativo de ADES Montevideo presentó públicamente un proyecto de reforma para la educación secundaria pública, sobre la cual, tanto los gobiernos nacionales que se han sucedido, como las distintas administraciones que ha tenido la ANEP, han guardado absoluto silencio.

De aquel proyecto, rescato algunas propuestas cuya aplicación considero redundarían en una mejora de las condiciones de estudio de los jóvenes que asisten a la educación secundaria:

Formación integral, que comprenda lo social, político, económico y cultural. El proyecto educativo debe tener como principio rector la formación de personas críticas, reflexivas, autónomas, libres, solidarias, comprometidas con la igualdad social. Se hace este planteo desde un distanciamiento de las posturas que, de la mano de la concepción dominante, pretenden una educación media que dé respuesta a los requerimientos y expectativas de mano de obra del mercado laboral.

Defensa de las asignaturas como marco epistemológico del conocimiento. Lo que en realidad subyace a la ofensiva mundial anti asignaturista es el recorte ideológico en la mirada del mundo que se ofrece a los hijos de los trabajadores, tendiente a propagar un pensamiento único, armónico con el actual orden socio económico mundial. Una cosa es someter a reflexión la forma habitual en que se jerarquizan, secuencian, interrelacionan e integran los conocimientos disciplinares. Y otra cosa muy distinta es la ruptura generacional en la transmisión de ciertos conocimientos, bajo el falso pretexto de educar en la interdisciplinariedad.

Construcción de edificios específicos, con un determinado confort y equipamiento adecuado a las distintas actividades educativas que en él se desarrollan diariamente, que cumpla con normativas básicas de seguridad, salud y accesibilidad.

Grupos reducidos, de no más de veinte alumnos por clase. Es imposible brindar la dedicación que requiere cada alumno y atender sus particularidades si tenemos cuarenta gurises por salón. Las aulas superpobladas son un impedimento para el desarrollo de estrategias pedagógicas y didácticas que permitan involucrar a todos en la adquisición y construcción de conocimientos. Además, la superpoblación implica una recarga de labor para los docentes.

Implementar grupos de 1º a 6º año, ya que en el proceso educativo de los adolescentes constituye un estímulo para proyectar mayores expectativas en cuanto al tránsito por el ciclo completo y permite a los más jóvenes aprender a participar en tareas relevantes, como las asambleas gremiales, en colaboración con compañeros de años superiores.

* Profesora de Educación Social y Cívica / Sociología / Derecho. Adscripta. Militante de ADES Montevideo.

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