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  • Fernando Barbeito

Los actuales desafíos para la acción política de los trabajadores


Imagen: afiche de la Revolución Rusa (1917).

Este artículo tiene como objetivo plantear un aspecto medular referido a la acción política de los trabajadores que nos conduzca a una sociedad que nos haga más libres, entendiendo la libertad como la posibilidad del pleno desarrollo de las personas. La cuestión refiere a la acción política en el marco de una valorización cada vez más global del capital y una mayor fragmentación al interior del conjunto de los trabajadores.

El problema tiene que ver con la articulación de una acción política que posibilite la unificación de aquellos que vendemos nuestra fuerza de trabajo. Lo que nos une es la posición que ocupamos en la contradicción entre el capital y el trabajo, contradicción fundamental en la forma en la cual actualmente producimos nuestras vidas. La dificultad es que esta contradicción no es claramente visible, ya que está presente en cada vez más variados y complejos hechos sociales, a diferencia de otras épocas en que la clase obrera era más homogénea a su interior. La fragmentación, cada vez más intensa, de la clase obrera nos pone el desafío de articular áreas de acción de forma creativa para unir aquello que se nos presenta cada vez más fragmentado.

Esta fragmentación es producto del nuevo paradigma tecno-económico que regula la producción de bienes y servicios desde la década del 80. Este nuevo paradigma tiene dos núcleos neurálgicos complementarios: la nueva división internacional del trabajo y la conformación de cadenas globales de valor. El primer fenómeno tiene que ver con la separación de las regiones del globo según el tipo de trabajador o recursos que prima de forma general: una región que produce bienes y servicios sofisticados debido a que posee grandes contingentes de mano de obra calificada, otra que produce bienes y servicios masivos y simples debido a que posee mano de obra barata con calificación media-baja, nuestra región que se caracteriza por poseer una gran cantidad y diversidad de recursos naturales y una cuarta región que tiene grandes contingentes de trabajadores que actualmente no son explotados por el capital (1). El segundo tiene que ver con la articulación que realizan las empresas transnacionales para producir bienes y servicios utilizando los recursos de todo el globo. Un ejemplo paradigmático es la producción de Iphones: el diseño se realiza en EEUU, la producción física de los componentes en China, la logística en otra región.

Una primera aproximación a la acción política de los trabajadores es que esta debe ser cada vez más universal para ser potente, especialmente en lo referido a la lucha por mejores condiciones de venta de la fuerza de trabajo, en tanto una acción encerrada en los marcos nacionales tiene serias dificultades para enfrentar el avance global del capital. Por otra parte, los intentos actuales por borrar las fronteras nacionales para la movilidad del capital mediante los tratados de inversiones y libre comercio producen tensiones al interior de la clase trabajadora: los trabajadores más calificados asociados a los servicios claman por mayor liberalización mientras que los trabajadores asociados a ramas industriales ineficientes, comparados con las empresas transnacionales, reivindican la soberanía económica de la nación. Una posible línea de acción conjunta sería el reclamo de instituciones que permitan una mejor reconversión laboral y la mayor y mejor provisión de bienes y servicios públicos (educación, salud, cuidados) que posibilite una apertura que no signifique grandes costos para los trabajadores menos calificados. Pero esta acción, que se debe originar al interior del país, no puede quedar solo en las fronteras nacionales ya que los tratados de liberalización restringen la gestión del Estado. La acción internacional por la provisión de bienes y servicios públicos a escala global es una necesidad.

Una segunda aproximación, no menos importante, tiene que ver con luchas que permitan un mayor desarrollo de las personas en términos generales. Esta crítica resulta de que se ha incumplido la promesa de que la total libertad individual nos llevaría al desarrollo pleno de nuestras capacidades (el mito de la meritocracia): lo que observamos es mayor desigualdad, falta de oportunidades, discriminación, crisis humanitaria. Y lo mismo podría decirse acerca de la eficiencia: ¿es eficiente que una persona pueda comprarse una isla (para poner un ejemplo de consumo de lujo extremo) mientras hay personas que no acceden a educación y que podrían en un futuro desarrollar potencialidades en favor del bien común? Se trata de señalar a viva voz que el programa prometido no fue cumplido: libertad, igualdad y fraternidad. Más derechos y oportunidades reales es un punto clave de articulación de la acción política de los trabajadores.

En síntesis, debemos buscar acciones para reinventarnos y unirnos de forma potente para alcanzar nuestro pleno desarrollo. Esto implica pelear en la arena internacional por mejores condiciones para la venta de la fuerza de trabajo, más derechos y oportunidades. Este artículo pretende presentar el tema para buscar juntos acciones que permitan sobrellevar la actual fragmentación al interior de los trabajadores y la necesidad inmediata de una lucha internacional; porque avanzamos democráticamente unidos de forma global o el capital nos avanza.

Nota:

(1) Para un estudio más profundo de este fenómeno, ver Juan Iñigo Carrera: http://www.aset.org.ar/congresos/7/12032.pdf

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