Foto: Comisión Derecho a la Ciudad
La emergencia sanitaria modificó las agendas e imposibilitó algunos encuentros, pero no detuvo el curso de algunas reivindicaciones y tampoco el de ciertas negociaciones. Todos los martes un grupo de vecinos de la Comisión Derecho a la Ciudad de Ciudad Vieja se vuelven a encontrar en la Plaza de Deportes No 1 con una preocupación y una lucha esencial: el derecho a participar de las decisiones sobre los espacios que les pertenecen. Y es con ese mismo fin que se reunirán también este viernes con representantes de la Intendencia de Montevideo.
Imagen 1- Plano de la Intendencia de Montevideo donde se plasman las transformaciones que sufriría la Plaza de Deportes n°1, de concretarse el proyecto inmobiliario de Tsakos. Fuente: Comisión Plaza Uno.
Hace pocos días podíamos ver en el perfil de Instagram del ex intendente Daniel Martínez imágenes de cómo luce hoy la querida Plaza de Deporte No 1: “A casi un año de su reinauguración, fuimos hasta la plaza de deportes No 1. Con una inversión de $ 30.870.000 se recuperó un lugar hermoso para los vecinos y vecinas de Ciudad vieja” reza el comentario que acompaña la publicación.
Sí, hay que decirlo, la plaza ha quedado como nueva y es un espacio que, aun en tiempos de pandemia, las y los vecinos del barrio usan y disfrutan. Habitan.
Pero la preocupación avanza como avanzan las negociaciones entre dos partes que olvidan una tercera, quizás la más importante: la comunidad de vecinos.
El día 2 de diciembre de 2019 ingresó a la Junta Departamental de Montevideo el proyecto de Resolución No 5684/19 en el cual se propone, entre otras cosas, que se le otorgue a la multinacional naviera Tsakos el predio de la ex Terminal Aduana (Lindolfo Cuestas y Washington) a cambio de un terreno en el Cerro y un predio menor en la Ciudad Vieja. Además se habilita en dicho predio la construcción de una edificación que podrá alcanzar los 27 metros de altura, lo cual implica una concesión por parte de la intendencia, concesión que consiste en una excepción a la reglamentación establecida para la zona, y se habilita también la construcción de tres pisos por encima del nivel de azoteas del Antiguo Hotel Nacional, que ya compró la misma multinacional hace algunos años. Se construirían entonces dos torres de la multinacional Tsakos, quedando la Plaza de Deportes No 1 en el medio de ambas y sufriendo, además, la pérdida de parte de su predio.
En la resolución no se especifica cuál será el destino del edificio, de manera que podría ser habilitado para usos comerciales, para viviendas, estacionamientos u oficinas. No hay una evaluación conjunta entre las partes involucradas y afectadas acerca de lo que es mejor para la zona y sus habitantes, sino que se trata de satisfacer el lucro privado.
Un barrio es sus vecinos
Este es un proyecto que se construyó a espaldas de la ciudadanía y que no se enmarca en ningún plan de ordenamiento urbano de la zona: es pura y exclusivamente un proyecto de especulación inmobiliaria más, como muchos de los que se dan en nuestra ciudad, con la particularidad de que en este caso se desarrollaría en un predio que es propiedad de la intendencia. Y conviene detenerse en este punto porque significa que este predio pertenece a los vecinos y vecinas del barrio y más aún: a los vecinos y vecinas de Montevideo. Es un bien público y sería bueno considerar en las discusiones sobre su destino, a quienes han colocado allí, con su voto, a las autoridades que están a cargo de las decisiones.
La Aduana es la pequeña y maravillosa punta de esa proa que es la Ciudad Vieja, y el barco es una Montevideo que desconoce el destino de sus propias tierras. Un barrio es un pequeño universo que sus habitantes construyen o destruyen, habitan o abandonan. Un barrio es sus ruinas y su abandono, pero también el afán de progresar de quienes lo habitan y, sobre todo, las ansias de quedarse, de no dejarlo nunca. Es una oscura paradoja que mientras tantas personas agrupadas en Cooperativas pelean por un espacio donde comenzar a construir sus viviendas, las autoridades que debieran representarlos intercambien porciones de territorio como si se tratara de figuritas.
Si uno observa con atención algunos edificios de los más nuevos de la zona, sobre todo los que están sobre la rambla, podrá ver que están vacíos casi en su totalidad. Un ejemplo es el que se construyó en la esquina de Buenos Aires y Lindolfo Cuestas. Otro es el de la esquina de Alzáibar y la Rambla. Los edificios no son el problema, el asunto es quién los construye y con qué fines, porque ambas cuestiones definen su precio y ese es el alma de los hechos. Los vecinos del barrio que necesitan acceder a una vivienda no pueden pagar los costos que se cobra por ellos, de modo que van quedando expulsados, privados de quedarse.
Un barrio es sus espacios abiertos, sus horizontes limpios y los rostros de quienes lo habitan. Un rostro se configura también en íntima relación con el barrio en el que nace, una persona construye su subjetividad en una dialéctica constante con su entorno. Quien nació y desea permanecer en su barrio de origen tiene derecho a quedarse y a elegir, a conocer cuáles son los proyectos que se pretenden impulsar allí, en ese, su pequeño universo, y tiene derecho, sobre todo lo demás, a no tener que abandonarlo en una suerte de exilio porque no puede pagar los costos de seguir formando parte. Este proyecto continúa profundizando el proceso de gentrificación en la Ciudad Vieja.
La alternativa a las torres
La Comisión trabaja de manera abierta y participativa en el estudio y elaboración de un proyecto de barrio que sea inclusivo y que atienda a las necesidades de los vecinos y vecinas.
En ese camino se ha ido tejiendo un entramado que incluye a varias Cooperativas de vivienda en formación compuestas por personas de la Ciudad Vieja que buscan allí un lugar donde establecerse.
Imagen 2- Volante de la Comisión Derecho a la Ciudad.
El predio de la Ex Terminal Aduana podría ser otorgado a las Cooperativas que no tienen terreno de manera que se convierta, este espacio, en un proyecto que promueva la integración barrial y comunitaria, para lo cual se ha enviado formalmente la petición al intendente de Montevideo el 20 de noviembre de 2019.
La posición de los vecinos: ¿enemigos del progreso?
Si se leen en detalle los ítems que componen el listado del “plan de organización, activación e inversiones de Tsakos Industrias Navales” que aparece en la página web de la empresa uno puede estar seguro de que la familia del Capitán Tsakos ha progresado enormemente. Pero curiosamente y ya que se habla a diario de curvas y aplanamientos, ese progreso no ha sido directamente proporcional al de los vecinos de la zona del puerto, donde ellos se han afincado.
Nadie podría oponerse a la prosperidad del país, a que ascienda en esos rankings que miden el grado inversor, el riesgo país y tantos indicadores que hacen tentador a un territorio para posibles inversiones. Pero sí merecen y deben discutirse cuáles son los deslizamientos que esa idea de progreso conlleva ¿Será el progreso entonces el aterrizaje de multinacionales en lo que para ellos es un centro estratégico dentro del Mercosur? ¿O será más bien la posibilidad de los vecinos y vecinas de seguir viviendo en un barrio que es el centro del alma de un país que es el suyo? ¿Será el progreso la construcción de torres que son monstruos caros y fríos en un predio que es bien de la Intendencia? ¿O será más bien la posibilidad de cumplir el sueño de un centenar de familias agrupadas en Cooperativas de vivienda? ¿Será que el progreso es la acción de apilar contenedores que son ganancias fruto del comercio marítimo entre los países? ¿O será que es la posibilidad de ver un horizonte limpio y sereno sobre la bahía?
Este viernes 5 de Junio de 2020 un grupo de vecinos integrantes de la Comisión, acompañados por dos representantes de FUCVAM, se reunirán con Silvana Pissano (Directora de Desarrollo Urbano) Patricia Roland (Directora de Planificación) y Fernando Nopitsch (Secretario General) de la Intendencia de Montevideo. Ojalá les puedan contestar.
* Vecina de Ciudad Vieja e integrante de la Comisión Derecho a la Ciudad