Foto: Globale Uruguay
¿Es posible, en este mundo hiper global, difundir y denunciar todo lo que los grandes medios de comunicación silencian?
Si la respuesta afirma un grito a contrapelo, desde Globale Uruguay aspiramos a indagar la realidad mostrando sus contradicciones y toda su crudeza, impulsando la reflexión y el intercambio de experiencias. Pretendemos darle voz a los sin voz: trabajadores, pueblos originarios, estudiantes, migrantes, activistas sociales, etc. Nos constituimos como un espacio donde se promueven miradas críticas a los procesos de globalización capitalista.
Creemos en el audiovisual como herramienta, no sólo como medio de información, sino como medio de expresión y sensibilización. El lenguaje cinematográfico posee un potencial enorme, las imágenes hablan, motivan, sacuden y golpean con un lenguaje universal. El género documental tiene la fuerza de dar cuenta de lo que realmente ocurre relatado por sus protagonistas. Además, la más valiosa de las funciones, la socialización de experiencias, desde el aprendizaje y el conocimiento hacia la transformación de la realidad.
Globale tiene su origen en Berlín donde se realiza el festival anualmente desde 2003, extendiéndose la iniciativa a otras ciudades: Varsovia, Lima, Montevideo, Río de Janeiro y luego Bogotá. El colectivo Globale Uruguay, surge en el 2008 a propuesta de un compañero uruguayo vinculado al festival en Berlín, iniciando la proyección de documentales sociales y políticos, dándole el formato de cine foro. Este formato cuenta con la participación de invitados, propuestos por el colectivo, a fin de contextualizar los distintos temas y habilitar el coloquio desde y para los asistentes.
En mayo de 2009 se llevó a cabo el primer festival Globale en Montevideo con una enorme receptividad. Con el correr de los años fue adquiriendo su propia identidad y adoptando modos de hacer que perfilan orientaciones y afinidades que tejen una trama horizontal entre las personas, las organizaciones sociales y los distintos espacios territoriales. Globale Uruguay surge en un momento crítico para el movimiento social y las propuestas anticapitalistas. No nace en el confort, ya que abrir un espacio crítico al capitalismo conlleva a hacerlo de igual manera, con la misma convicción y fuerza ante cualquier gobierno de turno, lo que no era fácil en terreno progresista.
El colectivo es, ante todo, un núcleo humano que comparte ideas, conversa, polemiza, también organiza la fiesta, celebra la amistad, la solidaridad y acompaña las distintas luchas en nuestro medio. Está integrado por mujeres y hombres trabajadores, jubilados, artistas y estudiantes. Como herramienta de sensibilización, información y de visibilización de las distintas problemáticas de la sociedad actual, somos y seremos autónomos y diversos en nuestras ideas. Buscamos formas consensuadas para tomar nuestras decisiones y funcionamos en colectivo sin jerarquías; distribuimos las tareas que planeamos en conjunto y buscamos que sean rotativas en lo posible.
En estos 10 años hemos aprendido mucho, porque entre otros muchos hemos caminado. Elegimos el paso de hormiga, que nos ha llevado por cooperativas de viviendas, bibliotecas populares, escuelas, liceos, facultades, sindicatos, fábricas ocupadas, comisiones vecinales de fomento, casas de convivencia, centros sociales. Hemos realizado proyecciones de documentales en el interior del país: Treinta y Tres, Colonia, Maldonado, Tacuarembó y Canelones. Siempre tratando de construir con los aportes de los invitados y con la participación de quienes asisten al festival.
Todos hemos aprendido de todos, compartiendo conocimientos que nos facilitan la tarea de organizar las proyecciones. Tenemos nuestro propio sitio web y también estamos presentes en otras redes sociales. Una de nuestras preocupaciones ha sido el incluir a los niños en nuestro festival, y también buscamos una extensión hacia la cultura. Hace unos cuantos años que nuestras proyecciones van acompañadas de muestras de fotografía, afiches, teatro, música y poesía.
En la medida de lo posible, el colectivo invita a los realizadores y varios de ellos han estado presentes por su propia iniciativa. Las temáticas que nos convocan no suelen mutar. Las nefastas consecuencias del accionar de las trasnacionales en nuestro continente, llevando adelante un verdadero saqueo de los bienes naturales, no hacen más que empeorar. La resistencia a la política de exterminio de los pueblos originarios y campesinos, al trabajo esclavo, al de los migrantes, los feminicidios, la trata y las violaciones a los DDHH están presentes en todas partes del mundo. Realidades como éstas son las que quedan invisibilizadas por los medios de comunicación masivos, por ese engranaje primordial de la maquinaria del capital, con el claro objetivo sodomizante de perpetuar el status quo. En este contexto es donde reivindicamos herramientas desde las bases, participativas, hechas desde la afectividad, promoviendo el encuentro y el aprendizaje, el abrazo y la canción.
Lo que cambia en nuestros modos de organizar el festival va surgiendo sobre la marcha. En 2018 comenzamos a producir cortos documentales con la intención de que las luchas de antes conversen con las de ahora, no son tan diferentes, solo hay que sentarse a dialogar. Abordamos las luchas estudiantiles del 68, como de costumbre, trayendo el problema global al contexto local. Actualmente, en producción, la lucha obrera de ese mismo periodo, se está preparando entre fotogramas para llegar al presente y volver a citarnos en ronda.
Proponemos generar un mayor acercamiento a las distintas organizaciones sociales y también fortalecer espacios donde los más pequeños nos contagien sus ganas de mirar y seguir cuestionando. No sabemos cuál es el devenir de nuestro colectivo, pero si logramos seguir juntando los cuerpos y hacer vivir las redes humanas en resistencia, seguiremos encontrándonos prontas, allá donde la información late y dialoga a la contra.