Ilustración: Rocío Piferrer
“Nosotras —las mujeres negras— formamos parte de un contingente de mujeres, probablemente mayoritario, que nunca se reconoció en este mito, porque nunca fuimos tratadas como frágiles. Somos parte de un contingente de mujeres que trabajó durante siglos como esclavo, labrando la tierra o en las calles vendiendo o prostituyéndose. ¡Mujeres que no entendían nada cuando las feministas decían que las mujeres debían ganar las calles y trabajar! Somos parte de un contingente con identidad de objeto."
Sueli Carneiro
SI no estamos, no existimos
Como todos los 8 de marzo de cada año se conmemora el “Día Internacional de la Mujer”. En este día, hay un reconocimiento a la lucha histórica de las mujeres por la igualdad de derechos y de oportunidades. Desde diversos colectivos feministas se convoca a una jornada de lucha y movilización articulando con el Paro Internacional de Mujeres. En este día, se pueden observar las multitudinarias movilizaciones que se vienen realizando, ya desde hace unos años a nivel nacional e internacional.
Por otro lado, también encontramos como fecha significativa el 3 de junio donde la consigna para las diferentes movilizaciones es “Ni una menos”, y bajo este slogan se busca visualizar el tema de la violencia mortal que viven las mujeres en nuestro país. Para éste 8 de marzo el movimiento de mujeres organizado presenta varias modalidades de participación según lugares y condición para realizar el paro de mujeres y tomar juntas las calles. Las mujeres diariamente nos encontramos frente a diversas experiencias/ situaciones de violencia y desigualdad en relación a los hombres, y es por eso que la consigna propuesta para cada 8 de marzo es parar el mundo, pues consideramos que si todas las mujeres dejamos de hacer nuestras funciones ese día, el sistema capitalista pierde una parte importante y se desestabiliza.
Las mujeres afro frente al 8 de marzo
Podemos decir que, en el proceso de construcción de identidad como colectivo, las mujeres afro han pasado por diferentes etapas, tanto en su identidad política regional como internacional. Existen instancias institucionales mundiales (convocatorias, eventos) en las cuales se ha conquistado la participación y se amplían las oportunidades de las mujeres afrodescendientes. En particular, se busca la participación en instituciones, de modo de poder incidir en la formulación e implementación de algunas políticas públicas y así poder incorporar la dimensión étnico-racial, en intersección con la dimensión de género. Sin embargo, la participación social y política de las mujeres afro continúa siendo todo un desafío.
Históricamente, las organizaciones de la sociedad Civil han sido un componente esencial en la lucha contra el Racismo articulando hacia una agenda regional -global de lucha contra el racismo camino a la Conferencia de Durban en 2001 , lo que muestra que sólo la agrupación entre pares logra continuar en esa línea de fortalecimiento.
Hoy día debemos de pensar en el reconocimiento de las y los afrodescendientes como sujetos políticos los cuales tienen sus propias reivindicaciones y reclamos. Las organizaciones afro de Uruguay han buscado de manera constante y propia la participación en el diseño de políticas sociales, logrando tener capacidad de negociación para poder incidir en las demandas ciudadanas y en la concreción de políticas públicas de carácter reparatorio. Un caso bien concreto es la Ley N.º 19122, “Ley de Promoción de la Participación de la Población Afrodescendiente en la esfera educativa y laboral “, la cual fue una conquista de las sociedad civil organizada.
En relación a las mujeres afrodescendientes, las afro feministas latinoamericanas estamos en permanente negociación para que nuestras demandas sean escuchadas y se trabaje desde la interseccionalidad como ejes estructurantes de opresión. Queremos decir con ésto, que la situación de opresión que vivimos las afrolatinas está doblemente determinada por la condición de ser mujer y de ser afrodescendiente. Hablamos de ejes estructurantes, pues son condiciones inherentes a nuestro ser, y existen estereotipos que han estructurado los modos de vida de las personas de acuerdo al género y etnia que poseen.
Reivindicaciones
El discurso de nosotras, las mujeres afro para el 8 de marzo, tiene algunos puntos en común con las mujeres blancas pero nuestra historia es otra y por lo tanto nuestras reivindicaciones. Nos proponemos dar visibilidad a nuestra resistencia y luchas diarias contra la discriminación étnica -racial, sexista, colonial, capitalista y machista. Reivindicando nuestros cuerpos como un espacio político, una herramienta de transmisión y resistencia.
Los movimientos sociales de mujeres afro reconocemos la necesidad de combatir las estéticas hegemónicas que quieren imponernos. Como mujeres afro nos vemos en la necesidad de combatir las estéticas o modas que se apropian de los cuerpos de las mujeres, para re apropiarnos de nuestras vidas individuales y colectivas. Es cierto que en los debates y reivindicaciones son los cuerpos de las mujeres parte de la lucha: las mujeres afrodescendiente hemos estado siempre en la calle y en los trabajos más descalificados y de menosprecio tanto salarial como social , aquellos trabajos que las feministas No Afro dejan de hacer.
Hay que reconocer y dignificar los trabajos de las mujeres afrodescendiente con salarios y aportes a leyes sociales como corresponde. Las mujeres afro deben tener una tarea en igualdad de condiciones como todas las mujeres y desde todos los lugares, sean LGBTTI, feministas, indígenas y afrodescendientes, porque nuestros cuerpos fueron desde siempre Territorio de Resistencia.
En este 8 de marzo nos sentimos en la necesidad de presentar nuestra experiencia para el día de la mujer, compartirla, evaluarla de una manera participativa, poniendo encima de la mesa la discusión de éstos temas y las formas de abordaje, para poder pensar algunas articulaciones con el movimiento feminista y la sociedad toda.
Nuestros cuerpos negros han sido históricamente despreciados no teniendo valor en lo político social. La hipersexualización de nuestros cuerpos, el fuerte estigma que pesa sobre ellos, por ser mujeres afro forma parte de una grave violencia contra nosotras. Lo que resulta un pretexto del sistema opresor y de control para perpetuar la dominación sobre nuestros cuerpos, para continuar con prácticas machistas y misóginas justificando todos los delitos que se han cometido contra nosotras. Nuestros cuerpos son frecuentemente objetualizados y prematuramente sexuados, para beneficio de las industrias que se benefician de esta explotación.
Nuestros cuerpos son menos preciados para la sociedad entera, y es más, nosotras, mujeres afro feministas no logramos tener el reconocimiento y la empatía que generan las mujeres blancas feministas, por ello es necesario poner sobre la mesa la discusión el tema de la discriminación pensando en prácticas feministas más incluyentes.
La idea de que el 8 de Marzo es dedicado a todas las mujeres, todas juntas, es una utopía. Esto sería posible si apareciéramos todas, porque no podemos pensar en el día de la mujer solo con referencias de mujeres blancas y sus reivindicaciones. Como mujeres afro es necesario partir de una memoria histórica, reconocerse en las luchas de nuestros ancestros, las y los afrodescendientes que aportaron y contribuyeron a la historia de nuestro estado-nación. Hoy se continúa con una agenda política basada en el trabajo histórico de muchas compañeras y compañeros. Encontramos mujeres afro que están en la política, ocupan cargos en instituciones estatales, muchas referentes de Organizaciones Sociales y también aquellas que han dejando un fuerte legado pero que continúan en el anonimato, aquellas compañeras históricas fundadoras de nuestro colectivo afrouruguayo que participaron de forma activa de momentos claves para nuestra historia. El desconocimiento de figuras tales como Rita Ribeiro, primera mujer afrodescendiente que votó en la ciudad de Melo, habla claramente de éste lugar de invisibilidad que nos coloca la sociedad toda.
Necesitamos pensar en la deconstrucción sobre la categoría universal de ser mujer, y de no ser así nos encontramos homogeneizando, sin contemplar la especificidad de las distintas condiciones y circunstancias de las mujeres y de sus procedencias, aglutinando en un mismo discurso a todas. La historia de la mujer afro se basa en su experiencia de vida donde se visualizan las prioridades y necesidades, y al ignorar estas particularidades es cuando somos invisibilizadas. Aún se continúa con una mentalidad colonialista-paternalista donde hablan todos y todas por nosotras, y ésto es producto del sistema capitalista. La falsa creencia de que somos todas iguales y la supuesta homogeneidad es la que excluye e invisibiliza a las mujeres afro.
Actualmente nos encontramos frente a una política que universaliza el ser mujer ignorando las diversas opresiones y silenciando otras voces. La vida de una mujer afro es marcada desde siempre por la herencia de su pasado colonialista , nadie mejor que ella para expresar su sentir sobre el racismo , clasismo y el sexismo.
Si bien encontramos avances en algunos mecanismos y leyes, el camino es largo y las relaciones de poder recién comienzan a complejizarse. Poder contar con datos estadísticos para analizar la desigualdad racial es esencial para visibilizar las desigualdades . Los datos oficiales con información referente a la población afrodescendiente en Uruguay tienen tres antecedentes fundamentales: el Censo de Población de 1852, el Módulo de Raza relevado en la Encuesta Continua de Hogares (ECH) de 1996-1997 y la pregunta orientada a identificar la ascendencia racial de la población en la Encuesta Nacional de Hogares Ampliada (ENHA) de 2006 (Bucheli y Cabella, 2006: 2). Los datos son más que elocuentes: el porcentaje de pobreza de la población afrodescendiente duplica a la población blanca. Encontramos que el 50 % de los afrodescendientes se encuentran bajo la línea de pobreza, el 5% son indigentes, siendo para personas blancas 24% y 1,6 % respectivamente (INE, 2006)
Continúan las brechas existentes entre la población afro y la no afro, lo que muestra la persistencia del racismo. La precariedad de los servicios públicos destinados a mujeres, la invisibilidad de las mujeres afrodescendientes, indígenas, rurales, los homosexuales, los feminicidios, el abuso y la explotación sexual, el tráfico de mujeres y en especial, la pobreza feminizada y racializada. Todo esto se traduce en condiciones laborales muy precarias , con una ley de cuotas para afrodescendiente que no se cumple y no existe sanción para ello.
Continúan los hogares extendidos en las familias afrodescendientes con gran presencia en tareas del servicio doméstico o en el cuidado de personas dependientes.Esto se traduce en que un gran número de personas afrodescendientes que se encuentran en una franja socio-económica más baja continúan estancadas en sus posibilidades de desarrollo e inserción laboral. El desempleo afecta dos veces más a una mujer afrodescendiente que a una no afro. Las mujeres afro sufren más situaciones de violencia que una mujer no afro .
La incorporación de la perspectiva étnico racial en los relevamientos de datos se hace imprescindible para permitir visibilizar realmente las inequidades persistentes en nuestro país. Con tales insumos se podrá pensar a priori en el diseño de políticas públicas y revisión de las existentes para promover un desarrollo real de la población afro-uruguaya. Esta situación da cuenta del racismo institucional y la falta de voluntad política.
La población afrodescendiente continúa siendo el doble de pobres e indigente, persistiendo así las brechas de desigualdad racial producto del legado colonialista en su imbricación con el capitalismo. A modo de ejemplificar la situación de la mujer afro en Uruguay, algunos resultados dan cuenta de las profundas desventajas: mientras que una de cada diez mujeres afrodescendientes completa la educación terciaria, dos de cada diez mujeres no afrodescendientes lo hace; cuatro de cada diez mujeres han pasado por alguna situación de Violencia Basada en Género (VBG) en el ámbito público a lo largo de toda la vida. La VBG hacia las mujeres es más habitual en lugares públicos tanto para mujeres afro como para mujeres no afro. En todos los ámbitos relevados, hay mayor proporción de mujeres afro que experimentan VBG que mujeres no afro (Inmujeres, 2017).
Estos datos dan cuenta una vez más que es necesario visualizar la discriminación étnico racial contemplando motivos de género, y viceversa. Como reflejan los datos, ser mujer afrodescendiente potencia las posibilidades de vivir violencia en diferentes ámbitos: educativo, laboral, familiar y doméstico.
Las profundas desigualdades que persisten en Uruguay, producto del racismo estructural que permea la vida de la población afrodescendiente, genera restricciones importantes en lo que refiere a acceso de bienes y servicios de la población afrodescendiente y los del resto de la población. Esta condición se agrava si consideramos mujeres afrodescendientes, niños y adultos mayores. Las mujeres afrodescendientes viven discriminaciones basadas en género, etnia y clase social. Existe aún una gran desigualdad con respecto a empleo, salud, educación y acceso a la participación política de las mujeres afrodescendientes, quienes continúan teniendo los índices más altos de pobreza.
Es necesario pensar en la búsqueda de estrategias y fortalecer los espacios de acción de las mujeres afrodescendiente, ya no como un grupo de mujeres vulneradas si no como mujeres dignas de ocupar sus lugares para la incidencia política representativa que garantice el ejercicio de sus derechos como sujeto político.
* Educadora Social, 43 años y un hijo de 11 (Joaquin). Actualmente se desempeña como Jefa de sección en la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC) UdelaR. Integró el Movimiento Juvenil Afro de Organizaciones Mundo Afro (2002 - 2004) Participante del Parlamento Juvenil.Promotora de Derechos Humanos certificada por el Ministerio de Educación y Cultura. Referente de género de Organización Social Salvador. Integrante del equipo de gestión del Servicio Trabajo Afirmativo para la Orientación y hacia personas afrodescendientes que se quieren postular en el marco de la ley 19122 y la realización de su monitoreo para exigir su cumplimiento. Integrante de la Mesa Política de la Coordinadora Nacional Afro-urugauaya. Integrante del Consejo para la Igualdad de Género de la Intendencia de Montevideo. Integrante del Diálogo de Mujeres afrodescendientes convocado por el Departamento de Mujeres Afrodescendientes/INMUJERES para promover la participación y transversalizar el enfoque étnico-racial en intersección con el género en el marco del Consejo Nacional de Género.
Referencias Bibliográficas
Bucheli, M. y Cabella, W. (2006): enha: perfil demográfico y socioeconómico de la población uruguaya según su ascendencia racial, ine, Montevideo
Inmujeres- Instituto Nacional de las Mujeres ( 2017) Indicadores sobre la desigualdad étnico -racial . Ministerio de Desarrollo Social / INMUJERES