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  • Hemisferio Izquierdo

"Parece claro que el conflicto capital/territorio ha ido progresivamente desplazando al conflic


Imagen: afiche del documental "Newen Mapuche, la fuerza de la gente de la tierra" (Elena Varela, 2011).

Hemisferio Izquierdo: ¿Cuáles son las características del movimiento anarquista en la actualidad? ¿Cuales son sus principales ejes de acción y encuadres estratégicos?

Arturo: El movimiento anarquista de la actualidad ha mantenido una característica que si bien ha sido bastante invisibilizada por la historia, ha sido quizás una de sus particularidades más interesantes: la diversidad. Desde sus primeras formas hasta la actualidad el movimiento anarquista ha existo en una variedad enorme de formas organizacionales y, si bien el enfoque más reconocido fue el de su aporte a la lucha de clases y la estrategia anarco sindicalista de fines del siglo 19 y principio del 20, esa no ha sido para nada la única forma que se ha dado el movimiento. Esto tiene una explicación teórica bastante sencilla: los fundamentos mismos del pensamiento anarquista hacen hincapié en la autonomía y la libertad de táctica, la defensa acérrima de la individualidad y la auto-organización y autogestión. Desde ese lugar ideológico lo que se permite es la apertura máxima de una puerta que permite coexistir bajo la misma bandera tanto ha movimientos feministas, sindicalistas, insurreccionalistas, anti-especistas, eco-sociales, okupas. En fin, el abanico es enorme y la realidad social actual permite un sinfín de enfoques táctico estratégicos, cada territorio tiene su particularidad y cada individualidad o colectivo ácrata puede variar o modificar sus enfoques según las circunstancias que rodeen el conflicto en el que está actuando.

Hemisferio Izquierdo: En muchas partes del mundo las luchas ambientales han sido un ámbito en el que el movimiento anarquista ha tenido importante participación. ¿A qué se debe?

Arturo: Las luchas ambientales, eco sociales, o de defensa del territorio tienen un montón de puntos interesantes para la lógica anarquista. En principio, son luchas que defienden la naturaleza y sus bienes comunes, y bajo este principio se posicionan con mucha firmeza en contra de la propiedad especulativa de la tierra y lo que la compone. En segundo lugar son conflictos que suelen mantener una polaridad muy grande entre oprimidos y opresores, actores que suelen estar muy diferenciados y que suelen ser pueblos originarios, campesinos o la misma naturaleza y por el otro lado grandes corporaciones y el Estado que buscan explotar por igual a personas y demás componentes del territorio. Así mismo, parece claro que el conflicto capital/territorio ha ido progresivamente desplazando al conflicto capital/trabajo que ha sido recuperado por el sistema y asimilado a sus mecanismos institucionales de resolución de conflictos, así como a la clase trabajadora, completamente alienada y reducida a masa acrítica que sirve como motor del sistema en sus roles de productor/consumidor y como legitimador de este actuando como ciudadano/elector.

El actual conflicto Mapuche en el sur argentino es un ejemplo clarísimo de esta situación: se puede ver por un lado a un sujeto oprimido, el daño producido hacia el territorio en su conjunto, un sujeto opresor, el Estado como cómplice y gestor de la opresión y la contradicción que plantea la necesidad del capital de absorber el territorio para seguir con su lógica de crecimiento sin límites y la urgencia del pueblo originario de frenar ese desarrollo para poder seguir sosteniendo su estilo de vida opuesto a las dinámicas del capital. Los coletazos políticos de ese conflicto eventualmente son tan fuertes que derivan en la discusión al más alto nivel, los montajes de la prensa, la más cruda represión y eventualmente la desaparición forzada del compañero Santiago Maldonado.

Por otra parte, los conflictos territoriales o ambientales también resultan interesantes en la medida de su novedad, es decir, por ser conflictos en los que habitualmente no ha habido un interés fuerte de los grupos políticos más tradicionales, presentan condiciones para ser abordados desde una perspectiva y organización ácrata, es decir: horizontal, abierta, autónoma, autogestiva y sin delegación. Para ser encarados desde un lugar en el que lo que prime sea la acción directa y no la representación. Este factor es muy importante ya que permite encarar los conflictos sin tener en principio que lidiar con las contradicciones que plantean otros frentes que ya han sido cooptados por líneas autoritarias y que por ende han adquirido una dinámica, métodos y formas de organización rígidas y verticales. Como ha pasado, por ejemplo, en el sindicalismo. Los espacios creados con estos fundamentos – los autoritarios- tienden a reproducir la lógica del “cuello de botella” es decir: organizaciones rígidas, de base grande y cabeza chica en donde todo lo que sale de abajo debe si o si pasar por arriba, un arriba generalmente ocupado por representantes con intereses particulares o partidarios que aprovechan la herramienta y filtran cualquier propuesta que pueda ir en contra de sus fines.

Hemisferio Izquierdo: Es posible advertir una paradoja respecto a la situación del movimiento libertario uruguayo en la actualidad. Por una parte, después de la caída del muro de Berlín, muchos aportes del pensamiento libertario evidenciaron toda su vigencia, al punto de penetrar en buena parte del pensamiento marxista y socialista contemporáneo. Sin embargo, esta suerte de "éxito teórico" coexiste con la crisis política del anarquismo como movimiento de masas, al menos si lo comparamos con lo que fue el movimiento libertario uruguayo en buena parte del siglo XX. ¿Coincides con la existencia de esta paradoja? ¿A qué se debe?

Arturo: En realidad, no creo que lo que exista sea una situación paradójica, sino más bien un resultado lógico. Gran parte de la crítica teórica a los movimientos y propuestas marxistas y leninistas a la que hace mención la pregunta está relacionada directamente con la situación misma de ser un movimiento de masas o incluso de algo así como el concepto de masa. El anarquismo clásico ha hecho hincapié desde sus inicios en el individuo como sujeto de conflicto y no en la masa. Asimismo, el concepto de individuo que plantea el anarquismo, es muy diferente del mal llamado individualismo propuesto por el capital. Entonces, desde ese lugar, el de la construcción de individuos que sean sujetos librepensantes, capaces de ser cada uno su propia “organización revolucionaria” y a la vez capaces de reconocer en el otro las mismas carencias necesidades y potencialidades, el individuo hace uso de su máxima herramienta para la construcción/destrucción colectiva: la solidaridad. En ese sentido, la noción de individuo se opone a las clásicas nociones de masa o clase tan comunes en el lenguaje marxista y que se acercan mucho mas al lenguaje recuperado por el capital y sus nociones de mercadotecnia. De hecho la noción de la masa como un sujeto es una de las puntas comunes que manejan el discurso marxista y el discurso neo-liberal y que en gran medida son responsables de la situación social actual, ya que la construcción de dicha masa – acrítica, manipulable, voluble a la voluntad de líderes y representantes de turno- ha sido quizás el mayor logro conjunto de esos dos postulados ideológicos, y sin esa construcción hubiera sido imposible llegar a las cotas de alienación y control social actuales. En concecuencia, es lógico para el pensamiento crítico anarquista que la búsqueda de conflictividades y potencialidades insurreccionales y revolucionarias se aleje cada vez más de la búsqueda de la construcción de una masa no pensante y se acerca a la de pequeños núcleos de base autónomos formados por individuos y sus posibles redes de solidaridad. Digamos que la idea misma de un frente de masas tiene menos que ver con cantidades que con las características de esa cantidad, una masa pueden ser 10 personas o mil, siempre que se comporten en bloque y de acuerdo a principios únicos dirigidos por un mismo actor u organización, en cambio mil individuos libres y autónomos o uno solo no pueden conformar nunca una masa. Ese paso, el de dejar de buscar un masa y pasar a buscar miles de individuos librepensantes, es el paso fundamental para poder generar cambios realmente revolucionarios.

Es también importante recalcar que si bien a veces la visión general de los anarquistas o el movimiento anarquista se reduce a sus propuestas más visibles o a aquellas que han sido mas espectacularizadas por los medios masivos, el verdadero triunfo de las ideas anarquistas esta en estar en aquellos lugares que, aunque no se reivindican como tales, funcionan de acuerdo a los principios anarquistas básicos, es decir: el libre acuerdo, la horizontalidad, la solidaridad, la acción directa, la autonomía y la autogestión. Si empezamos a buscar el anarquismo en estos principios y dejamos de buscar al anarquista auto identificado como tal –vestido siempre de negro, con posiciones marginales, adornado con su A circulada- entonces veremos el verdadero efecto del pensamiento anarquista y el anarquismo en movimiento. Ese costado es sin dudas el más interesante y no el de la caricatura que la pos-modernidad ha hecho de los anarquistas.

* Arturo es un activista anarquista en la lucha por la tierra y los bienes comunes.

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