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  • Hemisferio Izquierdo

Entrevista a Virginia Cardozo


Hemisferio Izquierdo (HI) - Cayó el muro de Berlín, de a poco se diluye el ciclo progresista en América Latina, ¿cuál es el horizonte histórico para orientar la militancia hoy?

VC: Primero que nada tenemos que plantearnos ¿qué es lo que cayó con el muro de Berlín?, porque las búsquedas de caminos hacia el socialismo nacieron mucho antes de que se construyera y, como no fue el fín de la historia de Fukuyama, se mantuvo después de esta caída. Lo que cayó fue un modelo de construcción basado en la experiencia soviética que traía consigo mismo los elementos que lo llevó al derrumbre (la concepción de partido único de la clase obrera, la subestimación de los problemas del poder, del Estado –y su supuesta extinción–, y de la participación política y social, una visión estadocéntrica y jerárquica del cambio social, etc.). Otras experiencias (como la chilena con Salvador Allende, la Guatemala de Arbenz) no cayeron, fueron arrasadas por la violencia asesina y sangrienta del imperialismo norteamericano. Y está Cuba que nos desafía a pensar en profundidad.

Tenemos en nuestra Latinoamérica nuestras propias experiencias de búsqueda de caminos hacia un mundo nuevo. Decía León Duarte parafraseando a Durruti "construiremos un mundo nuevo porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones". Tenemos que revisar en que experiencias esos nuevos valores contrahegemónicos a los valores capitalistas estuvieron presentes. La experiencia del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) a partir del año 1994 es una experiencia a recuperar en nuestros relatos de la izquierda en Latinoamérica. Esta experiencia se centra fundamentalmente en un cambio de convivencia, en un cambio de valores, en centrarse en el valor de la vida, en el respeto por la diferencia y centralmente en la resistencia.

La estrategia sigue siendo resistir a la hegemonía de los valores del capitalismo, del valor del consumo y del desprecio a la otredad, resistir a las políticas que afectan a los sectores populares con organización y lucha, resistir a creer que hay un saber técnico que debe gobernar y volver a re-politizar las luchas, resistir a que nos convenzan de que esta es la única realidad posible, que las leyes de la economía son como la ley de la gravedad y nada se puede hacer contra ellas y por lo tanto debemos conformarnos con la realidad tal cual es y simplemente intentar paliar la situación. Decía el subcomandante Marcos del EZLN "nos mantenemos vivos resistimos y ello ya es victoria", en esta resistencia germina la posibilidad.

Esta barricada ética es la base para seguir avanzando. Y es la prueba a la que debemos someternos cotidianamente, no solo los militantes sino las fuerzas políticas de izquierda. En Uruguay esto ha sido una característica, resistencia a la privatización de las empresas públicas, resistencia al TLC, al TISA, resistiendo contra la impunidad, contra la ley de caducidad, contra la represión hacia los jóvenes con el “No a la baja”.

Pero para resistir hay que estar organizados, hay que debatir, intercambiar ideas y generar prácticas de resistencia. Y no creer que porque esté el Frente Amplio en el gobierno dejamos de vivir en el capitalismo, dejamos de tener un estado burgués organizado para garantizar los privilegios de unos pocos y no pensar entonces, que deja de ser necesario resistir.

Parece que nos hemos olvidado de que estar en el gobierno no es el objetivo en sí mismo ni es suficiente. Para avanzar a ese mundo que soñamos tenemos que dar pasos que nos acerquen a él, y sobre todo politizar lo que hacemos. Politizar e ideologizar el vínculo con la sociedad discutiendo hacia dónde vamos, porque ese mundo nuevo es con la gente o no va a ser jamás.

Apostar a la descentralización de la toma de decisiones debe ser un aspecto central en este camino. Parece que le tenemos miedo a la gente y no reconocemos que tiene un saber que tenemos que incorporar o la mantenemos alejada de un proyecto que no va a sentir como propio. Entonces en este miedo, o en esta soberbia política caemos en la política de "los que saben", en el gobierno de los técnicos como si fuera posible gobernar sin política. La tecnocracia, ideología en sí misma, reproduce las lógicas capitalistas ya que sigue dando valor agregado al "trabajo intelectual". Es el gobierno de los intelectuales, de los estudiosos. Es el gobierno de otra élite. Pero como decía Paulo Freire "Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo. Por eso, aprendemos siempre".

Desde la propia izquierda este miedo a la gente implica que una vez en el gobierno nos distanciamos de la sociedad organizada, alejamos a los sindicatos, gremios, organizaciones sociales que representan a los sectores populares. Sin esta alianza ¿a quién representamos?

Los gobiernos progresistas deben preguntarse ¿cómo vamos a salir del capitalismo? O se lo preguntan o serán más de lo mismo, y las experiencias internacionales sobre esto sobran. Esto es reideologizar la política, nos quieren convencer de que eso de izquierda o derecha es viejo, ya no se adapta a los tiempos actuales. Por lo tanto damos el mensaje de que son todos lo mismo, de que realmente la caída del muro de Berlín acabo con esas divisiones. La división entre explotados y explotadores sigue siendo tan vigente como siempre y por esto debemos repensar en los tiempos actuales como revitalizar el ser de izquierda.

HI - Durante el siglo XX convivieron diferentes perspectivas estratégicas: el foquismo, los planteos insurreccionalistas, los frentes populares policlasistas y la tesis de la “revolución democrático-burguesa”, ¿cuál es la estrategia en el Uruguay del siglo XXI? ¿Alguna experiencia histórica clave o algún material para pensar este asunto?

VC: Y convivieron muchas más, las experiencias del anarco-sindicalismo, de las federaciones anarquistas, las experiencias de los partidos de militantes insurreccionales y más. Todo un proceso de búsquedas de caminos hacia el socialismo algunos, o hacia un mundo un poco más justo otros. Todos estos procesos de nuestra historia dejaron sus huellas y sus lecciones. La lección más clara es que si bien tenemos herramientas teóricas que nos ayudan a leer la realidad e interpretarla, la historia de la humanidad no es una cuenta matemática, los procesos no son lineales ni mucho menos exponenciales y esto implica un constante proceso de búsquedas y ensayos, implica asumir que no sabemos todo. Pero hay algunos elementos que, cualquiera sea el camino que busquemos, si no están presentes no van a ser avances hacia el socialismo y por lo tanto no van a ser cambios reales. Un componente que debe estar presente siempre es la búsqueda de la redistribución de la riqueza, no podemos hablar de justicia social sin incorporar este concepto. Esto implica realmente avanzar en medidas que graven o que repartan las ganancias extraordinarias del capital financiero, de las transnacionales y de los ingresos personales extraordinarios. Si nuestros procesos de avance no incorporan esto le generamos un colchón de caída menos brusca a los más vulnerados por el capitalismo. Pero como no existe el buen patrón (la plusvalía siempre está), ni el buen capitalismo (la división de clases y el excedente de mano de obra es parte estructural de éste), cuando el capital precise ese colchón no va a dudar en sacárselo y darle otro uso para su beneficio. Si no hay conflicto no hay cambio, pero ante el conflicto ¿de qué lado nos paramos? Ahí se define.

Pero si esto no se da en un encuadre de solidaridad, de respeto profundo por la dignidad del otro, de un compromiso con la vida del otro, este nuevo mundo posible desaparece. Ya sabemos que no podemos caer en el reduccionismo economicista. La praxis de la liberación que construye un mundo nuevo se da también en la cotidianeidad del vínculo liberador con el otro.

¿Un material? Filosofía de la liberación de Enrique Dussel.

HI - Tal parece que en las últimas décadas, más que por la represión abierta, las élites han ejercido la dominación por su capacidad para manufacturar consensos y universalizar sus intereses, dónde el poder mediático es un actor clave. En este nuevo escenario, ¿qué queda en pie de las tradiciones de lucha de la izquierda y en qué hay que innovar?

VC: El último período se ha basado en muchos de nuestros países en un pacto implícito entre el capital y los gobiernos en un estado que sigue siendo un estado burgués, esté gobernado por quien esté. Este pacto se basa en que no se "tocarán" en gran medida las ganancias del capital, es más, hasta puede que crezcan como en nuestro país y a su vez este no será un obstáculo para la gobernabilidad y permitirá además el desarrollo de ciertas políticas sociales. Es imposible beneficiar constantemente a ambos (a los más vulnerados y al capital) por lo tanto este camino es o insostenible o tiene un tope muy cercano. ¿En que hay que innovar? está todo por hacer. En materia de redistribución de la riqueza, los avances son escasos.

Tener esto claro implica saber que debemos fortalecer a la sociedad organizada en la defensa de los intereses de los sectores populares, porque la historia ya nos demostró que de "arriba" no va a venir nada, "de arriba un rayo". Y lo que venga de los gobiernos será, y ha sido porque es impulsado y exigido por éstos.

Virginia Cardozo es doctora en medicina familiar y militante del PVP.

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