Foto: Evento "Salvemos a la familia", Palacio legislativo, legisladores que firmaron "compromiso de defensa de la familia tradicional". Fuente: Los dioses están locos (noviembre 2015)
Todo hecho religioso, litúrgico, producto cultural religioso o simple prédica, contiene en sí un hecho político. La religión, lejos de desaparecer de la esfera pública, ha vuelto en forma teocrática con esquemas medievales y desatando una guerra cultural que tiene sus antecedentes en los años '60.
M. Taylor aporta algunas claves de análisismuy pertinentes en su libro“Despuésde Dios”. “Hippies, radicales, evangélicos y pentecostalistas, todos buscaban experiencias personales autenticas en nombre de las cuales pudiesen resistir a los sistemas centralizados y al poder jerárquico. (…) estos valores compartidos habían preparado el camino para un programa político y económico basados en los principios de privatización, descentralización y desregulación.” Estas claves llevadas al campo religioso han conformado lo que el autor llama neofundacionalismo, el cual se expresa tanto en el campo neopentecostal, católico integrista y judio conservador, en la Nueva Derecha Religiosa, que suscribe al neoconservadurismo en lo moral y al neoliberalismo en lo político-económico. Así mismo estos grupos religiosos desarrollan discursos de tipo teocráticos, que se propone desandar los logros de la reforma protestante del siglo XVI, la separación de la esfera civil y religiosa, la libertad de conciencia y la desmercantilización de la fe [1].
Todo fenómeno religioso se interrelaciona y es interdependiente con cambios en el plano tecnológico, económico y político. La posmodernidad, la exacerbación del individualismo y el éxito, la cultura de la inmediatez y la exaltación de la experiencia, encuentran en algunas formas de religiosidad como la neopentecostal una respuesta. Asímismo el neopentecostalismo tiene un instrumental religioso en tres teologías centrales: “la prosperidad” en el plano económico, la “guerra espiritual” en plano social, “el dominionismo” en el campo político. La acción política y social que despliegan esta iglesias, cuestionan la legitimidad del Estado, la democracia y los derechos humanos.
En toda América Latina y en Uruguay con fuerza incipiente vemos marchas, hashtag y encuentros religiosos, políticos y “académicos” que proclaman ideas como: “femeninas si, feministas no”, “a mis hijos los educo yo”, “mis hijos, mi reglas”, “por la familia y por la vida” “feminazis” todas estas concepciones tienen de fondo el combate al nuevo enemigo común la llamada “ideología de género”.
Los movimientos religiosos y laicos que se oponen a los derechos humanos están creando nuevas narrativas globales y legitimidad. Según De Souza Santos en su libro Si Dios fuese un activista por los derechos humanos, plantea que se está creando “una gramática en defensa de la dignidad humana que rivaliza con la que subyace a la de los derechos humanos y a menudo la contradice”. Por esto es necesario comprender cuáles son los orígenes, los dispositivos y los discursos que se articulan contra la perspectiva de derechos humanos y en especial contra la perspectiva de género. Organizaciones que trabajan en el tema, como La Asociación para el Derecho de las Mujeres y el Desarrollo, plantean en el informe Derechos en riesgo (2017) que las estrategias contra la perspectiva de género y la diversidad en las políticas públicas organizan su discurso y accionar en cuatro ejes: la protección de la familia tradicional, la ideología de género, recuperar los valores y la soberanía nacional.
Podríamos encontrar diferentes hilos conductores entre estos cuatro ejes del discurso anti género y los actores que lo llevan adelante. Los aportes de Michel Foucault en torno al concepto de gubernamentalidad nos dan insumos para entender el funcionamiento del poder y las formas de control. Su planteo radica en que, para entender la modalidad del gobierno actual, hay que remontarse a los orígenes precristianos y cristianos del poder pastoral. Dicho poder se ejerce sobre una multiplicidad en movimiento, es un poder fundamentalmente benéfico cuyo objetivo es la salvación de la grey y es un poder que individualiza. La metáfora del pastor y las ovejas como símbolo de poder estuvo en manos de la Iglesia oficial del Imperio romano, luego en el aparato militar y, por último, en el gobierno civil. Es decir, el aparato estatal tomó las funciones del poder religioso armándose (ambos) de tecnologías y dispositivos de control sobre la población. Con esto queremos plantear que el control ha sido parte inherente de la función de las iglesias aliadas al poder de turno, al aparato militar y al Estado, por lo que el cuerpo, la sexualidad y la sabiduría de las mujeres representaban el mayor temor de estos aparatos y dispositivos de control.
Orígenes de la derecha religiosa
Para comprender las bases fundacionales del actual conservadurismo religioso que aparece hoy como un actor visible en nuestro país a la hora de oponerse a leyes ya establecidas: la Ley 18.426 de salud sexual y reproductiva, la Ley 19.075 de Matrimonio igualitario y la 19,684 Ley Integral para personas Trans, debemos tomar en cuenta las palabras de Jerry Falwell [2] “Ha llegado el momento de que los verdaderos fundamentalistas... que se atienen a los dogmas fundamentales de la fe pueden perfectamente colaborar juntos en el desarrollo de un frente estrechamente unido contra los verdaderos enemigos del auténtico cristianismo. Apuntemos nuevamente las armas teológicas contra el liberalismo, el humanismo y el secularismo.”
Para el investigador Harvey Cox, quien aborda esta temática en su libro La religión en la ciudad secular, movimientos como el de Falwell, surgen inicialmente como una reacción a la movilización religiosa, social y política contra la segregación racial, por justicia económica y paz, encabezadas por Martin Luther King y los grupos ecuménicos pacifistas contrarios a la guerra en Vietnam (1963). Falwell intuyó que, si los activistas negros y pacifistas blancos podían usar las iglesias y justificar su accionar en la Biblia los conservadores y fundamentalistas podrían hacer lo mismo. En 1979, cuando La Mayoría Moraltoma forma decisiva se define como una organización no religiosa sino “a favor de la vida, la familia tradicional y la moralidad; somos pro americanos, lo cual significa una fuerte defensa nacional y un Estado de Israel fuerte”. Este movimiento formalmente ya no está activo; pero sus actores más relevantes están presentes en el movimiento Tea Partyy en otros formas religiosas y laicas de participación política con los mismos objetivos. Estas son las bases ideológicas y teológicas de grupos como: Capitol Ministries, Parlamento y Fe, Con mis hijos no te metas,Varones unidos, Enfoque a la familia, Unión Iberoamericana de Parlamentarios Cristianos y decenas de otros grupos, que organizan diferentes instancias de incidencia a nivel nacional y regional en defensa de la familia tradicional y contra la perspectiva de género.
Este modelo iniciado en EE.UU. ha guiado y acompañado las expresiones de este despertar religioso en la política latinoamericana. Este entusiasmo se basa en los triunfos que capitalizan estos movimientos anti-derechos en la región: en 2016 el nosobre el plebiscito por la paz en Colombia y la presidencia de Jimmy Morales en Guatemala; en 2017 el triunfo de Donald Trump y la destitución en Perú del presidente Pedro Pablo Kuczynski; en 2018 el avance parlamentario evangélico conservador en Costa Rica y la elección de Jair Bolsonaro en Brasil son algunos y determinantes ejemplos.
Ejemplo de esta concepción y estrategia político-religiosa son las palabras de Hugo Marquez, presidente de la confederación bautista argentina, que pronunció en el II Congreso por la familia y por la vida organizado en noviembre del 2018 en Punta del Este: “Nosotros estamos con nosotros. Ellos -habla de los partidos políticos-nos usaron a nosotros y nosotros los estamos usando. Les vamos a meter gente en el parlamento con cualquier partido” [3]. Esta plataforma regional tiene como metas la defensa de la familia tradicional, la soberanía, los valores y el desarrollo de acciones contra la perspectiva de género, generación y diversidad. Articula también el discurso militarista en temas de seguridad, una agenda moralista para las políticas sociales y una familia tradicional y fuerte que garantice la presencia de un Estado mínimo donde no intervenga el desarrollo y crecimiento del neoliberalismo económico.
El voto de dios
Aunque en el Uruguay tenemos precedentes de actores políticos con improntas religiosas en el campo de la derecha, como fue la Unión Civica, vinculada al catolicismo conservador. Hoy tenemos en el plano electoral uruguayo, estos nuevos actores del campo evangelical y neopentecostal, que tienen cada vez un discurso más articulado y un crecimiento acentuado. En el 2010, asumió Gerardo Amarilla, de la Iglesia Bautista, el primer evangélico conservador en llegar al parlamento, que comenzó a catalizar el discurso religioso en algunos temas morales. En este ultimo periodo 2015-2019 tuvieron un crecimiento político visible,asumieron bancasen el parlamento tres diputados titulares y tres suplentes. Los tres legisladores titulares del partido nacional, Gerardo Amarilla, Alvaro Dastugue (neopentecostal), Benjamin Irazabal (pentecostal), dos suplentes del PN, Betiana Britos (neopentecostal) y Grisel Pereira (pentecostal) y un suplente en el Partido Colorado, Luis Pintado. Los representantes de la “bancada evangélica”, trataron en todo este periodo legislativo de negar su existencia. Pero confluyeron en todo tipo de actividad en defensa de la familia tradicional y la moral conservadora, presentando 11 proyectos de ley en esta misma linea temática. Así mismo la agenda de esta derecha religiosa, es una replica local, de los postulados de la Mayoría Moral S.A. de EE.UU en los años 70 y 80.
La dificultad mayor de los partidos tradicionales de la derecha uruguaya frente a las demandas de estos sectores fundamentalistas, es que atentan contra algunos de sus postulados fundacionales, como la libertad, el sistema republicano o el estado laico. Frente a este escenario aparece Cabildo Abierto con una propuesta moral conservadora más consistente. El discurso del general Manini Rios, católico y tradicionalista, ha focalizado a diferencia de los candidatos del PN y el PC, en la defensa de los valores de la familia tradicional y ha marcado sus posturas contrarias a la perspectiva de género a las cuales el denomina “ideología”.
*Nicolás Iglesias Schneider es investigador especializado en política y religión. Director del documental "Fe en la Resistencia" y coordinador de GEMRIP Uruguay y del portal "Los Dioses están locos": http://dioseslocos.org/
Notas:
1) Mark C. Taylor, Después de Dios, La religión y las redes de la ciencia, el arte, las finanzas y la política. Ed. Siruela (2011) Capitulo 1.
2) Pastor fundador de la iglesia Thomas Road (una de las iglesias más influyentes del fundamentalismo cristiano en el Sur de EE. UU), del movimiento político de La Mayoría Moral S.A. y fundador de Liberty University en Virginia que es la institución educativa más grande del mundo en el espectro evangélico-fundamentalista para la formación de misioneros e intelectuales.
3) Articulo: “Congreso evangélico en Punta del Este: el género es el nuevo demonio” de Diana Cariboni en la Revista Noticias, Diciembre del 2018, Montevideo.