Imagen: Lucas Viñoli Knuser
Uno de los emergentes más comentados de las pasadas elecciones internas fueron los casi 47 mil votos del novel partido Cabildo Abierto, comandado por Guido Manini Ríos. Representando poco más del 4% del electorado que fue a votar el último domingo de junio, dicho partido quedó ubicado con amplio margen como cuarta fuerza política a nivel país. En unos pocos meses, logró superar a estructuras con representación parlamentaria como el Partido Independiente y la Asamblea Popular y superó por amplísimo margen al Partido de la Gente, al Verde Animalista, y el PERI, entre otros. Por eso, comparto algunos apuntes sobre este “nuevo actor” de la política nacional.
A mi entender, y sin ser un estudioso de la temática, la irrupción de Cabildo Abierto parece ser el resultado de la confluencia de varios procesos correlacionados, que paso a detallar (a la vez que adelanto algunas posibles consecuencias):
1. La persistente impunidad en Uruguay desde la dictadura cívico-militar que ha mantenido esencialmente intactas las estructuras militares, permitiendo un proceso de reproducción ideológico-política absolutamente antidemocrática con la Doctrina de la Seguridad Nacional como bandera. La casi imposibilidad de encontrar comandantes que sean capaces de denostar las atrocidades cometidas por militares en la última dictadura cívico-militar a pesar de haber realizado su trayectoria en democracia, parecería ser un claro indicador del trabajo ideológico y de “memoria histórica” que hacen los militares. Seguramente haya que repensar a fondo la formación militar, la necesidad o no de un liceo militar, la modificación de la carta orgánica, entre otras. Pero todo indica que el problema fundamental radica en la falta de verdad y justicia en torno a los vejámenes que cometieron los militares. Entonces, cabe realizarse las siguientes preguntas: ¿será casual que se erija Bolsonaro en Brasil donde no se han juzgado a militares? ¿y la fuerte presencia de Manini Ríos en Uruguay donde los militares han sido juzgados marginalmente? ¿Será porque el avance en verdad y justicia en Argentina ha sido mayor que no hay militares reivindicado la dictadura en la “plana mayor” de la política del país vecino?
2. La existencia de un número excesivo de militares en nuestro país. El ministerio de Defensa presenta unos 28 mil cargos ocupados de los cuales unos 26 mil quinientos son militares y el resto civiles. A modo de ejemplo, mirando el número de efectivos cada 10 mil habitantes para 2016, Uruguay presentaba 66 efectivos, Brasil 17, Argentina 18, Chile 33, Colombia 55. Esto, en una institución corporativizada signada por el adoctrinamiento y la sumisión a la cadena de mando, genera un "mercado cautivo" de votos nada despreciable. Más aún, si sumamos a los efectivos, unos 50 mil jubilados y pensionistas de la Caja Militar, hay un contingente de más de 76 mil votos.
3. A la falta de transformaciones de fondo en las estructuras e instituciones militares, deben sumarse errores tácticos evidentes. El apellido Manini Ríos está asociado a la clase dirigente nacional desde hace más de 100 años. Su apellido se repite tanto o casi tanto como un Batlle o un Herrera, pero tiene la particularidad de estar asociado en general a procesos de la derecha más rancia: oposición a Batlle y Ordóñez, la dictadura de Terra, el diario “La Mañana”.
Por tanto, el primer error táctico consiste en la propia promoción de Manini Ríos, fogueada por Huidobro y Mujica -y con el aval del conjunto del Poder Ejecutivo-. El segundo, ante una consecución de desacatos y actitudes, no se lo destituyó hasta que se hizo público en prensa las resoluciones del “Tribunal de Honor” (¿qué hubiera pasado si no hubieran sido divulgadas? ¿habría sido destituido Manini Ríos?). Por último, se le permitió hacer un video dirigido a la población tras la destitución (desconozco si hay antecedentes democráticos). De esta forma, se generaron las condiciones para que un militar cuya familia tiene más de 100 años formando parte de la clase dirigente de nuestro país, se transformara en caudillo.
4. La salida de Manini fue planificada. Ya desde el año pasado -al menos desde setiembre- se están recorriendo casas de ex-militares convocando adhesiones en el marco de ir fogueando su candidatura. La misma, expresa la ruptura por derecha del Pacto de Club Naval y abre una nueva etapa que nos lleva a repensar toda la “transición”. La aparición de los documentos de inteligencia que muestran infiltraciones militares a partidos, sindicatos y organizaciones sociales de izquierda hasta el 2009- confirman que buena parte de la izquierda tenía razón al caracterizar como "tutelada" nuestra democracia. La aparición de un “partido militar” en un contexto donde se intentaron algunas modificaciones institucionales (Caja Militar y Ley Orgánica) deben llevarnos a analizar desde la “salida negociada” hasta acá, todo el vínculo de la izquierda con los militares.
5. Los “civilicos”. Cabildo Abierto no es un partido exclusivamente militar. Si bien varios civiles han renunciado a la agrupación -como aquellos vinculados a Faccello- permanecen en su seno algunos “civilicos”. De hecho, cabe destacar la presencia de su secretario Marcos Methol (hijo mayor de Alberto Methol Ferre), que ahora junto a Hugo Manini Ríos, ex integrante de la JUP, y Manuela Manini -hermano y sobrina, respectivamente- han relanzado en forma de Semanario al histórico periódico conservador “La Mañana”, que supo ser un medio de prensa asociado al riverismo colorado y fue fundado por Pedro Manini Ríos (abuelo del líder de Cabildo Abierto). Por tanto, el “partido militar” contará también con un órgano masivo de prensa.
El nombre "Cabildo Abierto" si bien se presenta como una reivindicación del “artiguismo”, en realidad, debe asociarse a los “cabildos abiertos” de la Liga Federal de Chicotazo Nardone. En ese marco, que aparezca un “Methol” no debería de sorprendernos, ya que Methol Ferré fue el intelectual que adhirió con mayor fervor a Nardone hasta romper con él en 1961. Y si bien las bases sociales de ambas expresiones políticas son muy diferentes, dado que desconocemos en rigor cuáles son las propuestas de Cabildo Abierto, no está demás recordar que el “ruralismo” dirigido por Chicotazo fue lo más parecido a un movimiento de masas con liderazgo fascista que hubo en Uruguay. ¿Qué podremos esperar de este nuevo uso político del “artiguismo”? Caracterizar a Manini Ríos de “nacionalista” o de “artiguista” implica ocultar las cercanías con la “extrema derecha” que inobjetablemente tiene.
6. La gran votación en las internas, es el corolario del punto 2 y representa el piso de adhesiones militares y afines de Cabildo Abierto. La cuestión está en saber si además, representa un "techo". El propio Manini Ríos ha salido a desmentir la idea de que es un partido de la “familia militar” pero la realidad es tozuda, y los datos hablan por sí solos. Basta mirar territorialmente como votó darse cuenta que en lugares como Rivera, donde las fuerzas militares representan un conjunto importante de la población, fueron la tercera fuerza política -detrás de blancos y colorados-. En Artigas y Cerro Largo, obtuvieron más votos que el Partido Colorado y se posicionaron en tercer lugar. Mientras que en Treinta y Tres, quedó cuarto pero relativamente cercano al Partido Colorado. El “voto militar” se evidencia mejor incluso cuando se desagrega más aún en territorio. A modo de ejemplo, en Río Branco, donde se encuentra el Regimiento de Caballería Mecanizado N°7, Cabildo Abierto fue el segundo partido más votado, superado únicamente por el Partido Nacional.
De todas formas, su función principal en el tablero político será la de alinear a un conjunto de la población para nada despreciable -y con la razón del fusil de su lado- de cara a una política de ajuste, xenófoba y antipopular. Sus reivindicaciones nostálgicas de la dictadura -en general expresadas sobre la necesidad de no discutir sobre el pasado- sumadas a sus declaraciones contra migrantes, sus afirmaciones de que hay mujeres que usan el aborto como método anticonceptivo y su coqueteo con la posibilidad de ser el futuro Ministro de Defensa, son buenos indicadores de hacia dónde irán sus tiros (valga la redundancia).
7. Lo último, y tal vez lo más terrible, es que la derecha supuestamente liberal como Lacalle Pou ya haya manifestado su voluntad de integrar a Cabildo Abierto en una futura coalición de cara a octubre. Otro tanto ha dejado entrever Sanguinetti. Esto nos remite a una gran pregunta: ¿hay derecha democrática en los Partidos tradicionales? A juzgar por sus declaraciones, el único actor político de relevancia dentro del arco de la derecha tradicional, ha sido Ernesto Talvi. Cosa rara, porque el “pasado político” de Talvi muestra vínculos estrechos con economistas cercanos a la dictadura, como ser Ramón Díaz -quien lo llevó al Banco Central en el gobierno de Lacalle- o como ser Carlos Vegh -hijo de Alejandro Vegh Villegas, Ministro de Hacienda en la dictadura-. Pero lo cierto es que, hasta ahora, ha sido el único que se ha distanciado. Manini Ríos por su parte, afirmó que con Talvi “se conocen de hace años” y que está seguro lograrán acordar.
Por lo tanto, las internas nos han dejado todavía alguna incertidumbre respecto a cómo se articularán supuestos liberales, militares y “civilicos” -que algunos coquetean con el fascismo-. Mientras, la única certeza es que asistimos a una consolidación en el proceso de derechización de la sociedad y una extraordinaria recomposición de la ideología dominante con un novel “partido militar”, viejo proyecto de la dictadura que parece concretarse en democracia.
*Pablo Messina es docente de economía en la Udelar y socio de la Cooperativa Comuna. Las opiniones del presente artículo son a título personal.