Ilustración: Nelson De León
¿Qué es la libertad? Reflexión que no tiene sentido en el vacío abstracto, sino es situada desde una realidad concreta. Desde un posicionamiento deseante, estético y esquizoanalítico (mucho más que psicológico), me ubico en espacios productores de subjetividad, más exactamente dentro de un régimen institucional psiquiátrico. Clásica institución manicomial, dinosaurio de las sociedades disciplinarias que aún persiste con sus muy cuestionables lógicas de funcionamiento, represión y aplastamiento de subjetivaciones.
Esto no es negar la necesidad de aparatos sanitarios multidisciplinarios para la atención en las crisis subjetivas importantes, pero muy lejos estamos aún de estar a la altura de experiencias que llevan más de 30 años en el mundo y están demostrando no sólo su eficacia, sino su ética en relación a lo psicosocial y los derechos humanos (por mencionar algunos países donde total o parcialmente los nuevos “modelos” funcionan: Italia, España, Brasil, Argentina, Chile).
Tampoco es negar la loable labor que muchos funcionarios de todas las especies realizan diariamente en dicho lugar para ayudar a las personas internadas a lograr como se pueda una mejoría de su situación psíquica. Me incluyo en esa nómina.
Justamente como me incluyo ahí, y trato de sumarme a las fuerzas más transformadoras de la realidad de la salud mental en nuestro país, es una preocupación de mi parte que el deseo no deje de producir vida. Esto desde una perspectiva deleuzo-guattariana es una afirmación complementaria, o al menos que significa lo mismo: deseo=producción=vida. De lo que se trata es de afirmar la vida, el deseo, que implica generar transformaciones deseantes en los estratos de la organización, de la trascendencia, de lo molar, de los procesos reproductivos conservadores.
Trabajo en espacios que la Salud Oficial cataloga de Rehabilitación. Acerca de este término, más allá de que reconozco que alude al campo que desde las instituciones de la salud en el mundo, en lo que respecta a salud mental, es el que más líneas de fuga le presenta a la hegemonía psiquiátrica y del que se pueden esperar avances interesantes, no es un término que me gusta. Creo que en salud mental no se trata de volver a habilitar a nadie. Síntomas como los delirios son manifestaciones sintomáticas y al mismo tiempo intentos de recomposición subjetiva, como ya señaló Freud. De lo que se trata es de tratar de brindar estímulos que alimenten el proceso subjetivo autopoiético, la propia producción psíquica vital. Y entiendo que no se debe esperar un resultado final, no se trata de adaptar a nadie, sino de brindar un espacio de despliegue subjetivo y expresión, junto a un sostén y continentación limitantes necesarios. Función narcisizante y función de corte, junto al despliegue y estimulación de las multiplicidades agenciantes de lo socio-histórico, del mundo, de la vida. Modos de la Psico y Socio terapia. Desde ese punto de vista, hablando en término molares, no hay diferencia entre la psicoterapia y la rehabilitación psicosocial. Incluso desde esta visión, en el Hospital Policial, donde trabajo junto a un equipo con personas no internadas, la distribución de dispositivos terapéuticos y de rehabilitación es algo más claro pero no dejamos de tener la óptica ya mencionada, de hecho hemos denominado a ese equipo Rehabilitación en Salud Mental.
Más que de Rehabilitación e incluso de psicoterapia, a mí me gusta más hablar de Encuentros, de Producción e incluso, como mi amigo y excompañero de trabajo Raúl Penino categorizó, como: humanizantes. Encuentros entre personas, más allá de las categorizaciones que el socius normativo enmarca (usuarios, técnicos, etc.). Incluso, si somos estrictos en el sentido esquizoanalítico, los encuentros no son entre personas, sino entre pensamientos, afectos, sonidos, climas, intensidades, etc. Encuentros deseantes, máquinas deseantes, cuerpo sin órganos.
Tratando de que la subjetividad pase por niveles subjetivantes (es decir, de producción de producción, de creación, de lo novedoso, de lo más vital), ante una institución tan medicalizante como esta hay que generar espacios distintos. Espacios que no estén tan viciados por el imperialismo psiquiátrico y psiquiatrizante. En estos espacios procuramos posibilitar planos expresivos para que surjan contenidos diversos. La palabra, la pintura, el dibujo, la reflexión, el movimiento corporal, la literatura, el delirio. Lugar para que el deseo=delirio se exprese en formatos que tiendan a una armonía, a resonancias con el otro y las otredades.
En estos procesos grupales llenos de locura, dolor y alegrías, hemos vivenciado diferentes transformaciones registradas en lo personológico. Es muy interesante ver como en muchas ocasiones no solo la expresión oral va acompañando sus procesos de cambio, también se visualizan en el dibujo, escritos, collages y otras manifestaciones estéticas individuales o colectivas. Incluso es notorio en la integración de sus aspectos psíquicos y socializantes. No en vano uno de los nombres que reciben estos espacios, más precisamente el del sector femenino, es el de Espacio Psicosocial. Ya el espacio del sector masculino tiene el más antiguo y menos tecnologizado nombre de Sala 14 Espacio Humanizante. Ambos espacios integran el Programa Puertas Abiertas, dimensión instituyente colectivizante nómada que ya lleva 25 años sobreviviendo, resistiendo y produciendo en el hospital, fundada por el ya citado colega amigo Penino.
Acá es donde podemos volver a la pregunta inicial, sobre la generación de espacios de libertad. Es difícil hablar de ello en espacios como éste. Pero bien, si continuamente estamos consciente e inconscientemente (y sobre todo esto último) procesando multiplicidades, nuestro cuerpo va produciendo-produciéndose con y en el mundo, siendo parte de este poliverso generando novedades, reproducciones y antiproducción. Lógicas conectivas, de registro y de consumo. El desafío es brindar la posibilidad de desmontar los cuantums de vacío, de desterritorialización delirante, de intensidades maníacas, de afectos tristes insoportables. Deleuze y Guattari en “El Anti Edipo” señalan que al psicótico hay que proponerle dimensiones de experimentación desde vertientes productivas, estéticas, sociales y analíticas entre otras. Ayudarlo a salir de las desterritorializaciones absolutas y vacuificantes para comenzar a generar nuevos anclajes en dimensiones algo más estratificadas, generar algo de campo sedentario para poder transitar mejor las vivencias esquizo-nómades. Algo de Yo en definitiva, para fabricar también otro inconsciente productivo. La vertiente estética y productiva en ese sentido nos parece esencial. Es decir, provocar algo del orden de lo inventivo, aunque sea sobre un papel, o en el soplo verbal de un espacio grupal. Inventiva que ayude también a la re-invención de sí mismo. El paradigma científico en ese sentido para el esquizoanálisis tiene un lugar más secundario. Se prioriza un Paradigma Estético, que apunte más a la inventiva, a la creatividad. Tal vez esa sea una adecuada traducción de lo que algunos por ahí dicen cuando afirman: el arte es curativo.
No creo en la cura de nada ni de nadie, solo en los devenires, en los acontecimientos, en las transformaciones. Incluso cuesta desde esta perspectiva pensar desde el dualismo sanos-enfermos. Existen subjetividades producidas de tal modo por tales circunstancias, intensidades y otras dimensiones de la multiplicidad (no excluyo tampoco las llamadas dimensiones biológicas). Y también descartamos de plano las sobre-codificaciones que pueden implicar la reducción y aplastamiento del deseo y la producción inconsciente. Léase cualquier interpretación de tipo edípico, simbólico, cognitiva o la que fuere. No decimos que no puedan ser útiles en ocasiones, pero siempre relativizándolas e intentando no engañarnos por la receta facilista que puedan implicar. Los caminos del plano de inmanencia por el que transitamos implica un respeto grande por la diferencia y la singularidad. Incluso para el Esquizoanálisis el pasado siempre es virtual y actualizable, con proyección a futuro, de hecho el foco está en el futuro, en la construcción. El inconsciente no es un teatro, sino una fábrica. Siquiera es personológico, es a-subjetivo, huérfano, cosmológico, social-histórico y…y…y….
Los agentes esquizoanalíticos, en este caso los coordinadores de estos procesos grupales, tenemos como única función sostener estos devenires. Habilitar cartografías, nuevos mapas subjetivos, con líneas de fuga que favorezcan la producción de focos autopoiéticos. Auto-producción que sostengan nuevos agenciamientos maquínicos enunciativos y deseantes. Caminos que implican gran dosis de escucha, atención, de situarse en estares moleculares y molares (al decir de Pavlovsky y Kesselman), de habilitación a dimensiones deseantes. Pero siempre con el cuidado de respetar los estratos de organización, significancia y subjetivación. Mucho más en una institución con líneas tan duras y molares como éstas. Lógica de la suavidad y del sentido no interpretativo ni lineal, sino ubicado en el diagrama del plano de consistencia con sus líneas blandas, de fuga y flexibles. Es ahí donde se juegan los planos de la libertad del pensamiento y de acción en estos espacios. Más allá de los múltiples determinismos, las de(s)terminaciones (ver De Brasi, “La Monarquía Causal”) insisten también en el sentido de que en la vida en proceso no hay cosas terminadas, completas. Las líneas a captar, ver y elegir, tareas de una consciencia latiendo, y qué hacer con ellas, es la tarea que le queda al resto de sujeto en el marco de toda esta fabricación múltiple. Y acá no importa la estructuración subjetiva, si psicótica, neurótica o la que fuera. El inconsciente produce continuamente líneas, caoideas, acontecimientos, devenires, y desde un plano más consciente, en ocasiones, podemos elegir qué focos seguir, darles importancia, descartar unos, trabajar otro. Esa es la libertad. La libertad de sentir, pensar, producir, en función del juego consciente-inconsciente de las determinaciones y de(s)terminaciones en y con la multiplicidad. Esos son los factores determinantes para la libertad y en definitiva para la vida y sus transformaciones.
Durante más de 24 años pasaron en la coordinación de estos espacios psicólogos empleados del mismo y colegas y estudiantes voluntarios del Programa, y en los últimos años se han incorporado estudiantes del Programa de practicantes de Facultad de Psicología de la Universidad Pública. Han pasado también estudiantes y psicólogos de países europeos (España y Austria). Y también lo han integrado estudiantes y profesionales de diversas disciplinas (Ciencias Sociales, Humanidades, Ciencias de la Comunicación, entre otras).
Los espacios humanizantes cuentan en ocasiones con personal que designa el hospital para diversos talleres, como docentes de música, teatro y de cerámica. Además de los enfoques grupales, Puertas Abiertas ha generado en todos estos años acompañamientos a usuarios internados, trabajando en forma individual, en procesos terapéuticos colaborando con el equipo técnico de la sala, fortaleciendo los aspectos psicosociales de la persona y o trabajando los procesos de reinserción social incluso fuera del hospital si fuera posible.
Es importante resaltar que, como en las actividades en ambos espacios se realizan con practicantes del Programa ya mencionado del convenio Facultad de Psicología de la Universidad de la República – ASSE, hemos generado como necesaria una reunión semanal de equipo donde visualizamos los procesos en que participamos y planificamos las actividades. También manifestamos con mucha pena que el Programa Puertas Abiertas hoy día desde enero no cuenta con voluntarios por decisión de las autoridades de ASSE, que solo pretende que las prácticas sean realizadas en el marco de servicios universitarios. Una forma más de las sociedades de control.
Por último, un pequeño comentario acerca de la coyuntura de la salud mental en nuestro país. En el marco de las necesidades económicas que tienen los usuarios y funcionarios del hospital público, infraestructura incluida, lo cual es histórico, siempre ha sido la salud mental la más olvidada a nivel de recursos en el país, y han pasado gobiernos de todos los colores. La nueva ley de salud mental está en vías de su reglamentación. No es suficiente la asignación de recursos que el actual presupuesto le va a dedicar, según fuentes de la propia ASSE y los diferentes gremios. Sabemos que la dirección de salud mental de ASSE generó un plan para comenzar a implementar más dispositivos de rehabilitación y casas de medio camino, entre otras ideas, para comenzar a generar los cambios que muchos esperamos en nuestra salud mental en este querido país. Recientemente desde el Ministerio de Salud se invitó a participar a gremios, organizaciones e interesados en general sobre este tema para comenzar a pensar esta reglamentación. En parte suena interesante esta apertura democrática, siempre y cuando no sea esto efecto de una sensación de “no sé qué hacer con esto”. Es llamativo que dentro del propio ministerio no hayan desde ya comenzado a trabajar con gente experta en la materia, que sabemos que la hay, e implementar todo lo necesario para que la ley se cumple. A priori no parece tan difícil. Esperemos que varias de las ideas de la nueva Ley que son muy interesantes (y conste que el proyecto en su globalidad es muy cuestionable en otras áreas, de hecho hubo varios proyectos en pugna en el parlamento y quedó el que definitivamente aprobó la mayoría), no pasen de ser letra bonita y vacía. Esperamos que las cosas cambien y que realmente podamos comenzar a vivir en breve un real proceso de cambio en la salud mental del Uruguay.
*Lic. Alfredo Perdomo (Psicólogo. Formado en Clínica Esquizoanalítica en Centro Félix Guattari de Montevideo, desde 2011 es docente del mismo. Se desempeña en el campo de la Rehabilitación en Salud Mental en el Hospital Vilardebó y en el Hospital Policial).
BIBLIOGRAFÍA:
-De Brasi, J. C. La Monarquía Causal. Ed. Multiplicidades.
-Deleuze, G. Conversaciones. Ed. Pre-Textos.
-Deleuze, G; Guattari, F. El Anti Edipo. Capitalismo y Esquizofrenia. Ed. Paidós.
-Deleuze, G; Guattari, F. Mil Mesetas. Capitalismo y Esquizofrenia. Ed. Pre-Textos.
-Deleuze, G; Parnet, C. Diálogos. Ed. Pre-Textos.
-Foucault, M. Vigilar y Castigar. Ed. Siglo XXI.
-Pavlovsky, E; De Brasi, J.C; Kesselman, H. (comp.). Lo Grupal 9. Ed. Búsqueda.