Hemisferio Izquierdo (HI): ¿De qué forma se involucra Pan y Rosas en la lucha contra la trata de mujeres para fines de explotación sexual?
Pan y Rosas (PR): Participamos de la Coordinación ¿Dónde están nuestras gurisas? que intenta tomar contacto y asesorar a familiares de mujeres desaparecidas, apunta a dar visibilidad a la existencia de mujeres desaparecidas con la presunción de que detrás de estas desapariciones existen redes de trata y explotación sexual en nuestro país que tienen vínculos internacionales.
Como agrupación nos hemos acercado a familiares de Yanina Milagros Cuello y de Maite Gómez para ponernos a disposición, brindar asesoramiento y acompañamiento y proponernos realizar distintas acciones callejeras para dar visibilidad apuntando a que la sociedad toda tome conocimiento de estas desapariciones.
HI: ¿En qué punto se conectan las recientes desapariciones de adolescentes en barrios periféricos con la trata? ¿Qué panorama ofrece el Uruguay actual al respecto?
PR: Estamos convencidas de la existencia de redes de trata y explotación sexual en Uruguay. Las mismas no pueden existir sin la anuencia de las fuerzas represivas, de la justicia y hasta del poder político que sabe que existen y las deja correr siendo cómplices. La prueba está en que los vecinos y vecinas de los lugares donde las jóvenes desaparecen identifican autos y camionetas que merodean el lugar, cuestión que es totalmente subestimada por el Ministerio del Interior que acusa a la población de una cierta “paranoia” y con ese argumento evitan investigar.
En general las desapariciones ocurren en barrios y zonas periféricas, por lo que las redes de trata operan con total impunidad secuestrando a mujeres jóvenes pobres cuyas familias se ven imposibilitadas de instar a la búsqueda y cuentan con escasos recursos para exigir que el Estado actúe. Muchas veces distintas dependencias públicas maltratan a los y las familiares de las mujeres, le niegan información cuando no directamente encubren y obstaculizan la investigación retardando los expedientes.
En Uruguay se da un panorama desolador ya que no hay una legislación a partir de la cual se pueda aplicar un protocolo en casos de trata. El Estado uruguayo no considera que las redes de trata sean un “problema” de índole pública. Así, omiten toda responsabilidad estatal y por lo tanto, terminan siendo cómplices de la situación re-victimizando a las mujeres y sus familias. Por ende, esto tiene un efecto extensivo y el daño es a todas las mujeres que habitamos este país, pues nos sentimos desprotegidas y donde la explotación sexual termina siendo naturalizada.
HI: ¿Qué importancia merece este fenómeno dentro de la izquierda? ¿Y del feminismo?
PR: Estamos convencidas que, al igual que los feminicidios y la violencia de género junto al conjunto de reinvidicaciones de las mujeres, constituyen una bandera de lucha para el feminismo y para las organizaciones de izquierda. De lo contrario – y por omisión – estaríamos también cayendo en cierta complicidad con la cadena de responsabilidades.
La organizaciones políticas que se dicen de izquierda deben tomar este problema que es muy complejo y no solo nos lleva a denunciar la responsabilidad estatal junto con el gran negocio de la explotación sexual de mujeres, niñas y niños - uno de los negocios más rentables a nivel mundial-, también nos permite cuestionar la cosificación del cuerpo de la mujer en todos los ámbitos sociales – los medios de comunicación, las redes sociales y el mismo Estado que regula la prostitución. Es necesario de-construir la noción aceptada socialmente que el varón tiene habilitado el consumo de sexo por dinero y que las mujeres – inclusive forzadas - deben satisfacer sus deseos.
HI: ¿Cómo podemos elaborar estrategias colectivas para salir de esta situación?
PR: En primer lugar tenemos que organizarnos en nuestros lugares de trabajo y de estudio y también en los barrios, formar redes de solidaridad y de cuidado y estar alertas frente a la falta de una mujer. En segundo lugar, debemos generar un gran movimiento independiente de las mujeres que exija al Estado que cumpla con su responsabilidad legislando y otorgando recursos para la búsqueda pero también la prevención del problema. Finalmente, y como dijimos anteriormente, librando una lucha contra este Estado capitalista y patriarcal que protege a los explotadores sexuales y a las redes de trata. Y esta lucha debemos trasladarla a las organizaciones sociales y sindicales a las que también pertenecemos, para que se vuelva un problema y una bandera de lucha de todos y todas.
* Somos una corriente internacional que se encuentra en varios países de América Latina como Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y México, y en Europa en Alemania y el Estado Español. Nos reivindicamos anticapitalistas y antipatriarcales y tenemos una visión de clase de la opresión y explotación que vivimos. Luchamos por arrancarle a este Estado la mayor cantidad de reivindicaciones y derechos, pero sabemos que la verdadera liberación y emancipación de nuestro género vendrá de la mano de una sociedad sin explotación ni opresión de ningún tipo. Ponemos nuestro empeño en organizar a las mujeres de forma independiente del Estado y de los partidos que lo gobiernan y administran. En ese marco, exigimos aborto sin tutela del Estado, más presupuesto para atender y prevenir la violencia de género, contra la trata y la explotación sexual y combatimos aquellas políticas que socaven las condiciones de vida de las familias trabajadoras, y que impactan directamente sobre las mujeres. Estamos en cada lucha de la mujer trabajadora aportando para que triunfen ya que entendemos que si estas mujeres se organizan y fortalecen, el capitalismo y el patrircado retroceden.Creemos que la lucha no es contra los varones sino contra esta sociedad que genera privilegios y sumisiones.