Ilustración: Julio Castillo
“(…) hizo la mayor hazaña literaria que un hombre puede hacer.
Marx cambió la conciencia del mundo”
(George Bernard Shaw)
Valorar en su justa medida la colosal obra de Marx y en particular su obra magna, El Capital, a la cual dedicó prácticamente los últimos 40 años de su vida, es una tarea tan compleja como necesaria. En muchos sentidos, El Capital es mucho más que un libro, es el resultado de una vida dedicada a la revolución proletaria marcada por la necesidad de conocer la sociedad capitalista para transformarla.
Es que aunque parezca evidente El Capital no es una obra que trate del socialismo, por más que los experimentos de transición pos-capitalista del siglo XX hicieron de Marx su “profeta”, así como los liberales, siempre muy astutos, dedujeron del fin del “socialismo real” la muerte de Marx. Muy por el contrario, es un texto dedicado a dar cuenta de las determinaciones fundamentales del modo de producción capitalista partiendo de su misma célula, la mercancía, para encontrar en estas determinaciones la posibilidad de superar este modo histórico de organizar la vida en sociedad. Creemos no exagerar al afirmar que El Capital es en sí mismo un acto revolucionario que entiende que se nos va la vida en conocer al capital, puesto que conocerlo es conocernos como sujetos presos de estas relaciones.
La relevancia de la obra es tal que funda, junto a otros textos de Marx, diversas tradiciones de pensamiento, investigación y acción que se reclaman herederas del pensador germano tanto en el terreno de la acción política como en el de la ciencia y la filosofía. Para muestra basta recorrer más de un siglo de polémicas entre “los marxismos” y de estos con otras tradiciones de pensamiento y acción.
Se trata además de un proyecto de investigación inacabado, y por lo tanto, vivo. En vida de Marx solo se publicaron dos ediciones en alemán (1867 y 1872) y una en francés (1875) de lo que conocemos como El Capital. Crítica de la economía política. Libro primero: el proceso de producción del capital, a las que habría sumar la Contribución a la crítica de la economía política (1859, con su famoso Prefacio) donde avanza algunas categorías que luego aparecerán más desarrolladas en el texto de 1867. A las obras publicadas hay que agregar los manuscritos inéditos y/o sin finalizar que fueron viendo la luz luego de su muerte. Entre estos están los textos preparatorios del Libro 1 como los ya famosos Grundisse (1857-58) publicados por primera vez en 1939 o los manuscritos de 1861-63, de los que se extrajo lo que en el siglo veinte se editó como Teorías de la plusvalía; textos preparatorios de los siguientes tomos de la obra editados por Engels como los libros 2 (1885) y 3 (1895) de El Capital (para más desarrollo ver la nota de Roberto Fineschi en esta separata), y Salario, precio y ganancia, una conferencia de Marx en el Consejo General de la Primera Internacional (la AIT) que recién se imprimió en 1898.
Asumiendo ese desafío de conocer el capital para conocernos, esta separata de Hemisferio Izquierdo invita a recuperar la obra de Marx a lo largo de una serie de artículos y entrevistas, pero no como repetición o veneración, sino como pensamiento vivo que se enfrenta a la imperiosa necesidad de poner fin el modo de producción que nos rige. Haciendo nuestras las palabras del propio Engels “(...) toda la manera que tenía Marx de concebir las cosas no es una doctrina, sino un método. No proporciona dogmas acabados, sino puntos de apoyo para la investigación ulterior y el método para esta investigación”.