Hemisferio Izquierdo (HI): Desde Hemisferio Izquierdo pensamos que la izquierda hace tiempo descansa en un estadio de "orfandad estratégica", lo que lleva a reproducir esquemas pensados para otro tiempo o directamente a adaptarse cómodamente a la agenda de los think tank del capital. ¿Comparte este diagnóstico? ¿Qué elementos podrían estar detrás de esta situación?
Gerardo Nuñez (GN): Es innegable que en la izquierda hace falta una discusión en profundidad acerca de una perspectiva estratégica de transformaciones. Se ha enunciado y anunciado en varias oportunidades, pero pocas veces se le mete cuchillo a fondo. Entre otras cosas porque no todos los sectores de izquierda compartimos el mismo horizonte estratégico. Y porque además, estamos en medio de un sistemático bombardeo ideológico que busca silenciar y esconder las voces alternativas al capitalismo, queriendo enterrar cualquier posibilidad de esperanza. El pesimismo ideológico, es el justificador de la reproducción de lo existente, porque siempre fundamenta en la imposibilidad de transformar la realidad. Vieja discusión en el campo de la política en general y en la izquierda en particular. ¿Es la política el arte de lo posible? Claramente se necesita de un análisis profundo de cada paso a dar sobre una base objetiva, real, en cuanto a lo posible. Pero la diferencia entre una visión revolucionaria y una conservadora, es que la revolucionaria siempre va a luchar para que lo que hoy no es posible, sea posible mañana. Lo posible en tanto construcción histórica es modificable con el accionar de los pueblos, de la lucha concreta. Quedarse estancado solo en posible, perpetuado en el tiempo sin buscar cambiar esas condiciones, asfixia y condena cualquier posibilidad de lucha que se proponga alternativas al sistema. Por eso mismo es una visión conservadora, retardataria de los procesos sociales de cambios y avances.
Esta tensión se ve reflejada en muchos niveles, a lo largo y ancho de la sociedad, dentro del propio movimiento popular, incluido el accionar del Frente Amplio y su expresión de gobierno. Desde nuestra visión no se trata solo de administrar el capital. Moverse exclusivamente dentro de sus parámetros sin crítica ni cuestionamientos, y sin proponerse superarlos significaría cavarnos la fosa, otorgando además un arma de enorme potencia a los verdugos. Se trata de administrar al tiempo que transitamos de cara a la superación de lo existente. El programa del Frente Amplio en su expresión más profunda entra en una importante contradicción con varios de los postulados del sistema hegemónico. En términos económicos y sociales, no se puede redistribuir en la dimensión que hoy necesita el Uruguay sin crecimiento de la economía y sin justicia social. El capitalismo busca el crecimiento de las economías no para redistribuir sino para concentrar cada vez más la riqueza. Lo único que “redistribuye” y socializa son las pérdidas. El capitalismo tiene asignado un rol para Uruguay que se da de lleno con las posibilidades de redistribución en el corto y mediano plazo. El escenario mundial de crisis y las respuestas a la misma complejizan aún más la situación. Frente a esto es necesario tomar decisiones audaces que nos permitan generar un desarrollo productivo del Uruguay, con diversificación de la matriz productiva que sean garantía de crecimiento económico, generación de miles de puestos de trabajo y redistribución de la riqueza. Asegurando al mismo tiempo un nivel de inversión en políticas publicas capaces de continuar el desenvolvimiento programático del Frente Amplio. Si no se avanza en una visión estratégica se retrocede, esto último sería de un enorme impacto negativo para el pueblo uruguayo.
HI: En la actualidad, por diferentes razones y circunstancias, a las izquierdas les resulta muy difícil proponer y abordar temas relacionados con las vías para la superación del capitalismo. ¿Qué temas o nudos problemáticos deberían formar parte de un programa de pensamiento estratégico de transformación profunda del Uruguay actual?
GN: Creo que el tema central pasa por dimensionar la necesidad de la construcción de poder popular, en todas las esferas sociales, para encarar las batallas programáticas reivindicativas. En términos estratégicos, la construcción del poder popular es también un componente programático fundamental. Por aquí pasa y se juega gran parte del carácter democrático de los procesos de transformación. Por eso mismo, la ampliación del cauce de la participación de la gente en esos procesos de cambios es fundamental. No se trata solo de empujar cambios superestructurales con leyes o decretos, sino que también se trata de involucrar la batalla en el plano cultural. Es decir, tallar en cómo se desarrolló el conjunto del proceso de la lucha que permitió las conquistas. Es la necesidad de la que hablaba Freire, no solo referirnos al texto sino al contexto de los hechos. Generalmente el sistema de dominación a través de sus aparatos ideológicos, nos hablan de los textos, de tal o cual ley, pero esconde y niega los procesos colectivos de lucha que permitieron esa síntesis superadora, invisibiliza los contextos. Precisamente, lo que puede poner en jaque las conquistas alcanzadas y el futuro despliegue programático, es la falta de síntesis o de resumen político. Y esta síntesis, es ni más ni menos que su expresión ideológica, también referida al robustecimiento del tejido organizativo del movimiento popular. El nivel de unidad, de amplitud y profundidad que requieren las actuales circunstancias para seguir avanzando en un camino de superación es de enorme dimensión y complejidad. No hay posibilidades de avances y mucho menos de superación del sistema, sin unidad programática del bloque político y social de los cambios. Este es uno de los grandes nudos a resolver. Hay quienes entienden que solo alcanza con la unidad de la fuerza política, cosa que es muy importante por cierto, pero tan importante como mantener unido todo el campo popular en su más diversa expresión detrás de las propuestas transformadoras que se construyeron y se seguirán construyendo en la lucha colectiva. El Frente Amplio y su gobierno no son ajenos a este bloque político y social, son parte integrante, son una síntesis de luchas que se dieron durante décadas en nuestro país. Tratar de disociarlas no solo es artificial sino que es extremadamente peligroso para la suerte de nuestro pueblo. Las contradicciones existentes pueden resolverse si se despliega lucha, con una ofensiva programática que coloque en la agenda política los principales temas a resolver. Lucha que oriente la discusión y rompa la agenda conservadora que pretende instalar el imperialismo y la derecha en el Uruguay. Lucha que se proponga cambiar todo lo que tenga que ser cambiado.
*Gerardo Nuñez es Lic. en Psicología, afiliado al Partido Comunista del Uruguay y Diputado por la Lista 1001, Frente Amplio.